Volker.
—¿Cómo te sientes? —Selene pregunta mientras salimos del elevador que nos permite entrar a mi pent-house.
—Mandé a arreglar la habitación para que estés cómodo —Ada habla también mientras se apresura a colocar algunos cojines en el sofá donde tomo asiento.
—Quiero estar solo —suelto sin más—. Váyanse.
No quiero a nadie aquí, solo quiero estar solo y hundirme en mi propia miseria.
—Llámame si necesitas algo —Ada se acerca y solo volteo el rostro aunque eso no le es un impedimento al momento de dejar un beso en mi cabello—, vendré más tarde.
No digo nada y solo la escucho despedirse de Selene para después ir hasta el elevador que la saca de aquí.
Miro a Selene y solo veo como rueda los ojos, no le importa la advertencia que sabe que en cualquier minuto voy a soltar, nada de eso le interesa y solo se sirve un trago para tomar asiento frente a mí.
—Hundámonos en nuestra propia miseria —habla dándole un trago a su vaso—. Por los hijos de puta que somos.
Ruedo los ojos mientras la escucho reír.
—Vete —ordeno.
—No voy a irme por tanta mierda que me lances, Volker —responde—, ya deberías saberlo.
Llevo mi mano hasta el borde de mi camisa y levanto mirando la herida en mi abdomen, la venda está limpia así que sé que todo está en orden.
Cubro de nuevo mi abdomen y miro a Selene quien me mira también.
—Me alegra que estés bien —habla, noto la sinceridad en sus ojos, en una de las pocas personas que no puede ni sabe mentirme—, estaba aterrada, cuando me lo dijeron no podía pensar en nada más.
—Sí —respondo con sequedad—, es una lastima que no se cumpla el sueño de Lucifer de verme en el infierno junto a él.
—No digas eso —espeta de inmediato—, no es divertido.
—Lo es para mí —respondo poniéndome de pie también, oculto el dolor y el cansancio que siento y lo único que hago es caminar hasta donde está el mini bar en donde tomo un vaso para servir whisky.
—¡¿Estás loco?! —Selene grita y la ignoro—. ¡No puedes beber alcohol, estás en medicación!
Giro hacia ella y solo le doy un trago a mi vaso rebajando la bebida hasta la mitad.
—¿Tengo cara de qué me importe? —pregunto y tomo asiento en uno de los sofás individuales.
—Volker, basta —se pone de pie—, deja de ser el cabrón que eres siempre y por una puta vez en tu vida solo agradece que estás con vida.
Me arrebata el vaso de mis manos y lo deja sobre la mesa de centro.
—Vete —ordeno de nuevo, estoy cabreándome más de lo que ya estoy y no necesito que esta mujer se sume a la lista de problemas que me hartan.
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CRIMINAL
Random"Yo no soy el héroe de tu historia, soy el villano que te hará sucumbir en tus más oscuras perversidades." Volker Diekmann es la perfecta definición de perdición, lo comprobé cuando de una noche a otra no podía dejar de aparecer en mis pensamiento...