Dakota.
Paz.
Todo lo que hay es paz.
Me es imposible no sentirme tranquila cuando todo a mi alrededor no es más que paz.
No sé qué pasa conmigo, no hay nadie a mi alrededor, todo es completa tranquilidad.
Miro la ropa que traigo encima, no es el disfraz de ángel que estaba usando en la misión, solo es un vestido largo blanco, de seda, suave y cálido. Mi cabello está completamente suelto y mis pies están descalzos.
Miro a mi alrededor, no hay absolutamente nada, solo hay muros blancos.
Parece una enorme habitación blanca, pero esta parece no tener fin.
Camino y camino, camino por minutos pero por más que camino no llego a ningún destino, la habitación solo parece alargarse cada vez más, tal como si todo fuese infinito.
Es cuando finalmente después de lo que parece ser una eternidad me doy por vencida y me dejo caer de rodillas.
Me siento agotada, cansada, ya no puedo más.
—¿Qué ha pasado contigo? —una voz a mis espaldas me hace levantar la mirada del piso.
Llevo mi vista hasta aquel punto, mis ojos se cristalizan cuando enfoco a dos hombres ahí, mirándome.
—La Dakota Kingston que conocemos no se daba por vencida por nada —Justin habla mientras me mira, sus ojos verdes me enfocan y trago saliva mientras mi corazón comienza a acelerarse.
—Y mírate ahora, dándote por vencida en la primera oportunidad que tienes —Arthur complementa a su lado.
Miro a ambos, siento como las lágrimas comienzan a salir de mis ojos para comenzar a rodar por mis mejillas empapando estas.
Me pongo de pie con rapidez y de inmediato corro hasta ellos, me lanzo a abrazar a ambos mientras siento los sollozos salir de mi boca.
No controlo las lágrimas, no controlo los sollozos ni absolutamente nada de lo que siento en estos momentos, todo es tan mágico, tan irreal.
Me separo tenuemente de ambos, miro a Justin, su cabello negro está revuelto, sus ojos verdes brillan y su piel canela reluce con la ropa blanca que trae encima y que da un aire pacífico.
Paso mis ojos hasta Arthur, sus ojos verdes me miran de igual manera, su cabello castaño y ruloso ha crecido un poco más que la última vez que lo vi, una sonrisa enmarca su rostro y al igual que Justin trae encima ropa blanca.
Miro a ambos, me es imposible no lanzarme a abrazarlos de nuevo, los aferro con fuerza a mí, mis ojos se cierran y mi boca se abre liberando los sollozos que me carcomen por dentro, siento mis mejillas húmedas pero no me importa, solo quiero tenerlos conmigo, solo quiero abrazarlos y que no me suelten.
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CRIMINAL
Sonstiges"Yo no soy el héroe de tu historia, soy el villano que te hará sucumbir en tus más oscuras perversidades." Volker Diekmann es la perfecta definición de perdición, lo comprobé cuando de una noche a otra no podía dejar de aparecer en mis pensamiento...