Capítulo 29

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Dakota

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Dakota.

La mirada de Volker está conectada a la mía, el nudo en mi garganta me obliga a callar y lo único que soy capaz de hacer es empujarlo lejos de mí.

—Vete a la mierda, Volker Diekmann —suelto sin dejar de mirarlo, una sonrisa se pinta en sus labios haciendo que la rabia en mi interior crezca.

Solo camino saliendo del sanitario, mis pasos son rápidos al momento de huir de aquí pero sé que no he cumplido mi cometido cuando los pasos del alemán comienzan a resonar detrás de mí de la misma manera.

Llegamos de nuevo al palco en donde estábamos antes, Volker toma asiento en su lugar y yo antes de sentarme me coloco mi chaqueta, una vez que la coloco en mi cuerpo me acerco a mi asiento pero antes de poner mi culo sobre este Volker toma mi cintura para acercarme a él y sentarme sobre sus piernas.

Lo miro pero me ignora y su vista solo se mantiene hacia el escenario en donde sigue tocando la orquesta, los nervios se hacen presentes pero solo los oculto arrojándolos hasta el fondo de mi sistema.

La mano de Volker se posa en mi cintura mientras que su mano libre descansa sobre mis muslos.

Trago saliva con dureza, intento ponerme de pie para ir a mi asiento pero su agarre se intensifica dejándome prisionera en sus piernas.

—Suéltame —lo miro, finalmente sus ojos van hasta los míos.

—No —responde—, cállate y deja disfrutar el espectáculo.

Vuelve a mirar al escenario, no se mueve de su posición y únicamente termino quedándome sobre él, mis ojos van también hasta el escenario y veo a la orquesta que sigue tocando.

El hechizo ocurre de nuevo y me dejo embobar por los músicos aquí.

Los minutos pasan, no puedo evitar cuando mi cabeza termina apoyándose en el pecho de Volker, su respiración es lenta y tranquila, transmite paz aún cuando sé que la paz no va con él.

Mis ojos se cierran tenuemente dejándome embriagar únicamente por la calidez que emana. Una de sus manos sigue descansando en mi cintura y la otra sobre mis muslos. Mi cabeza sobre su pecho me permite escuchar los latidos de su corazón que parece que se acoplan a la música que resuena aquí.

Mi pecho se oprime, mi cabeza grita que soy una estúpida, porque lo soy, estoy arriesgando todo aquí, estoy dejando que esto suceda aún cuando sé que la única que va a perder soy yo.

No debería permitir que esto avance.

¿Cómo es posible que caigamos por personas que no lo merecen?¿Por qué somos tan masoquistas y abrimos nuestros corazones a las personas que únicamente quieren jugar con él?

O peor aún, ¿Cómo puedes sentir algo por alguien que no ha dado ni una pequeña muestra de afecto hacia tu persona?

Es un apego sexual, sí, eso debe ser.

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