"Yo no soy el héroe de tu historia, soy el villano que te hará sucumbir en tus más oscuras perversidades."
Volker Diekmann es la perfecta definición de perdición, lo comprobé cuando de una noche a otra no podía dejar de aparecer en mis pensamiento...
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Dakota.
Moscú, Rusia.
Hemos llegado a Moscú, aterrizamos directamente en la central de Rusia, no me cuesta nada cuando bajo del avión y comienzo a correr hacia donde se encuentra Owen quien de inmediato me recibe con los brazos abiertos, lo abrazo con fuerza. Puedo sentir de inmediato la preocupación y el desespero que emana.
—¿Qué es lo que pasa? —pregunto una vez que nos separamos, no puedo evitar no sonar preocupada de inmediato.
—Vamos —comienza a caminar y lo sigo, mi pecho duele y se oprime con fuerza mientras siento como las lágrimas se acumulan en mis ojos aún cuando no me han dicho nada.
—Owen —intento hablar pero sigue caminando, nos dirigimos hacia el hospital que se encuentra a un lado de la central.
Trago el nudo en mi garganta y solo camino con él, nos adentramos a este y caminamos directamente hasta el elevador en donde nos montamos mientras el rubio a mi lado presiona uno de los botones, la caja de metal de inmediato comienza a moverse.
Pasan un par de minutos hasta que llegamos al último piso del hospital, las puertas de metal se abren y ambos salimos de inmediato, caminamos hasta la sala de espera en donde miro a las personas aquí.
Mis ojos miran a los familiares de mis colegas aquí, pero, paso de largo y corro hasta abrazar a Evelyn quien de inmediato me recibe de la misma manera.
—Lamento no haber estado con ustedes —suelto al borde de las lágrimas mientras aprieto a mi mejor amiga a mí—. Perdón.
—No es tu culpa, Dakota —suelta mientras me abraza de la misma manera—, no podías saberlo, no es tu culpa.
Las lágrimas bajan por mis mejillas mientras la sigo abrazando, la suelto después de unos minutos y voy hasta Ella a quien abrazo de la misma manera, ella no duda tampoco cuando sus brazos me envuelven y suelta los sollozos que se guardaban en su garganta.
—Lo siento mucho, Ella —suelto entre sollozos.
—No es tu culpa, Dak —responde entre tartamudeos.
Nos soltamos después de unos minutos, limpio mis mejillas mientras me acerco a Owen.
—¿Dónde está William? —pregunto en un susurro—, ¿está bien?
—Está en recuperación —responde él haciendo que las lágrimas regresen a mis ojos—, tuvo una cirugía para extracción de bala.
Llevo una mano hasta mi boca mientras intento procesar todo lo que están diciendo.
—Ian está bien —continúa Owen—, solo lo tienen en observación —asiento, él se queda callado y lo miro.
—¿Qué pasa? —pregunto tartamudeante ante su repentino silencio.