Volker.
Miami.
Salgo de mi oficina, la mansión está completamente en silencio y a oscuras, a pesar de que aún no anochece el hecho de que todas las luces estén apagadas da aquella ligera aura peligrosa y misteriosa que suele identificar mi mansión.
Mis pasos resuenan mientras camino, había estado trabajando toda la tarde, en mis planes no está salir hoy por lo cual Oliver le dio el día libre a todos los empleados de la mansión, eso aumenta el silencio ya que generalmente, cuando están aquí suelen escucharse sus voces y presencias fuera de los muros, ya sea que están vigilando, entrenando o simplemente charlando.
Mis pies se dirigen a las escaleras que guían a la segunda planta, con la intención de ir a mi habitación pero, mis pasos se detienen sin explicación alguna en los primeros peldaños de la escalera y entonces, sin pensarlo más comienzo a caminar ahora en dirección contraria. Mis pies se mueven por sí solos hasta la entrada de servicio, camino con la mirada al frente hasta que terminado el pasillo entro a la estancia de los empleados, lo primero que veo es la cocina donde Ada y las mujeres de servicio preparan los alimentos, puedo ver también el comedor para los trabajadores de la mansión. No me detengo a analizar más, únicamente sigo caminando tomando otro de los pasillos que me lleva hasta el espacio designado para habitaciones. El silencio absorbe todo el lugar, sé que no hay nadie, sé que todos se fueron y aprovecharon el día para salir pero mis pies por alguna razón siguen moviéndose hasta la que sé es su habitación.
Mis pasos se detienen frente a una puerta, mi mano se cierra en un puño y por un instante siento la obligación de tocar, pero, me olvido de esa ridiculez y termino tomando el pomo, mismo que giro con lentitud.
Abro la puerta lentamente y me paralizo en mi lugar cuando mis ojos miran la cama de la habitación, trago saliva con dureza cuando la encuentro ahí, dormida plácidamente con un libro abierto a su lado, una pijama de seda le cubre el cuerpo, un vestido de seda y tirantes en color blanco le resalta la piel canela, su cabello castaño está tejido en una trenza despeinada y alborotada, algunos mechones se le escapan cayendo por su frente y los laterales de su rostro. Está dormida sobre uno de sus costados, con el rostro apuntando hacia la puerta de la habitación, dejándome así ver sus ojos cerrados, sus largas y abundantes pestañas negras, su nariz perfilada, sus pómulos marcados, su barbilla fina, sus labios carnosos y delineados, sus cejas enmarcando su rostro.
Mis ojos no se alejan de ella, no me privo de bajar la mirada detallando el resto de ella. Recorro con la mirada su clavícula ligeramente marcada, sus senos debajo de la seda, grandes, voluptuosos y firmes, la tela se le pega a las dos maravillas que tiene en el pecho y que parece quieren explotar la tela, puedo notar como se marcan sus pezones y como su tórax se mueve lentamente por la respiración tranquila que acompaña su siesta.
Sigo recorriéndola, la tela de su vestido de pijama se adapta a la curva de su cintura para después volver a elevarse a la altura de su cadera, su silueta es tan peculiar y llamativa, sus curvas la hacen irresistible y adictiva.
ESTÁS LEYENDO
CRIMINAL
De Todo"Yo no soy el héroe de tu historia, soy el villano que te hará sucumbir en tus más oscuras perversidades." Volker Diekmann es la perfecta definición de perdición, lo comprobé cuando de una noche a otra no podía dejar de aparecer en mis pensamiento...