Capítulo 41

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Dakota

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Dakota.

Mis ojos miran el auto de Volker alejándose mientras mi cabeza comienza a causar eco con las palabras que él dijo:

"Sube al auto. Nos vamos a casa."

La palabra 'casa' causa estragos en mi cabeza, sabe perfectamente cómo desequilibrarme. 

"Estoy viniendo hasta aquí solamente por ti."

"Me pides que te suelte cuando eres tú también quien me ha atado a ti. No estás siendo justa, schatz, porque fuiste una perfecta perra al saber como envolverme."

"Dices que soy un hijo de puta contigo pero cuando te lo propones puedes ser igual a mí."

"La agente y el criminal, que ilusos fuimos al pensar que podríamos llegar a más."

"¿De qué sirve hacerlo si al final de todo terminan eligiendo a otras personas?"

Un enorme nudo se centra en mi garganta mientras la necesidad de ir tras él se hace presente. Mi cabeza grita que debo ir con él, que debo ir tras él, mi cabeza grita que él vino hasta aquí por mí, por nosotros.

Por él y por mí.

Siento como mis ojos se cristalizan mientras mis puños se aprietan, está alejándose y aún cuando mi cuerpo entero grita por él no soy capaz de hacer algo más que no sea quedarme de pie mientras se va.

Subo al auto de inmediato, me coloco mi cinturón y enciendo este, mis manos sobre el manubrio de inmediato dan la instrucción al auto entero de retornar y este obedece, doy vuelta quedando en el carril contrario, mismo por donde él se fue.

Intento pisar el acelerador e ir con él pero mi vista solo se mantiene fija en la carretera mientras lo veo alejándose cada vez más.

No puedo hacer esto. No quiero hacer esto.

Mis manos se aprietan al manubrio y aprieto mis labios para no sollozar ni gritar ante la maldita sensación de vacío que comienza a pintarse en mi pecho.

—¡Te odio, te odio, te odio! —grito sin poder evitarlo, las lágrimas siguen bajando y su imagen se cuela en mi cabeza como un maldito recuerdo que ahora me persigue.

Las lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas y la maldita necesidad de pedirle que regrese por mi comienza a carcomer como un maldito veneno.

Lo necesito, lo quiero, lo amo, no puedo hacer ninguna de estas mierdas porque su maldita ausencia en mi vida me hace estragos en la cabeza.

Odio amarlo porque hasta ahora esto más que felicidad me ha traído dolor, más que hacerme sentir en el cielo me siento en el infierno.

Soy vulnerable cuando lo tengo conmigo pero soy aún más vulnerable cuando no está.

Trago saliva con dificultad mientras intento convencerme de que esto es lo mejor para ambos, él estará mejor sin mi en su vida y yo estaré mejor sin él en la mía.

CRIMINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora