"Yo no soy el héroe de tu historia, soy el villano que te hará sucumbir en tus más oscuras perversidades."
Volker Diekmann es la perfecta definición de perdición, lo comprobé cuando de una noche a otra no podía dejar de aparecer en mis pensamiento...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Turquía.
Volker.
Siempre he creído que dejar entrar a las personas a nuestras vidas es la prueba más grande de cuánto nos odiamos a nosotros mismos.
Dejar que alguien entre a tu vida significa darle la oportunidad perfecta de terminar contigo porque dejamos que esas personas nos dobleguen, nos vuelvan débiles, nos muestran un mundo en donde la felicidad, el amor y la necesidad hacen protagonismo pero, después todo eso se esfuma cuando esa misma persona es quien te arrebata todo de un solo movimiento.
Se lo lleva todo dejándote sin nada. Tal como Dakota lo está haciendo en este momento conmigo.
Mis ojos enfocan la avioneta que está decayendo. Por alguna razón los nervios comienzan a hacerse presentes mientras no dejo de mirar la pantalla frente a mí donde se muestran algunas imágenes del operativo en donde mi mujer está participando.
—¡¿Por qué mierdas nadie hace nada?! —pregunto, no puedo contener la desesperación que se muestra en mi voz al ver como la maldita compuerta fue abierta y ella no saltó de allí.
Giro a mirar a Yerik.
—No sabemos qué pasa —responde el rubio.
Mi interior comienza a contraerse al mirar la dirección en la que la aeronave se dirige, se estrellará con el burdel.
—Tengo que hablarle —suelto buscando con desesperación mi celular, mismo que saco de mis bolsillos para después presionar su número y llevar el aparato hasta mi oreja.
Los tonos de llamada resuenan pero maldigo con fuerza al saber que no responderá. No lo hará.
Mis ojos van hasta la bocina que deja Yerik sobre la mesa, lo miro pero mis ojos van hasta la bocina sobre la mesa cuando reconozco su voz.
—¡Kingston! —una voz masculina habla—. ¡¿Dónde estás?!
—En la avioneta que va hacia el ala sur, señor —su maldita voz hace que mi sistema colapse deseando tenerla a mi lado y escucharla únicamente diciendo cuanto me ama y no que estoy a punto a perderla.
Grandes ruidos se escuchan de su lado acompañados de una alarma que no deja de sonar al saber que la avioneta va de picada.
Miro a Yerik, entiende y solo toma mi celular alejándose.
—¡Baja de esa avioneta, Dakota! —otra voz más gruesa resuena.
—¡Kingston! —una voz más hace acto de presencia—. ¡Baje de esa avioneta, agente! —la voz del hombre se rompe.
No sé qué sucede conmigo pero siento como todo comienza a colisionar a mi alrededor, siento que lo estoy perdiendo todo. Por primera vez en mucho tiempo el miedo me carcome por completo, mi pecho se oprime y un nudo se pinta en mi garganta.