Suelto su mano después de unos segundos y solo doy un paso atrás. No quita su mirada de mí y yo tampoco lo hago, no quiero que piense que está intimidándome.
—¿Esta mujer es quien se supone va a mantenerme a salvo? —su voz hace eco, sigue sin alejar sus ojos de mí.
—Lo ha hecho, Volker —escucho a Oliver—, tenía mis dudas pero ha demostrado que está capacitada para el puesto.
—No quiero ningún guardaespaldas —finalmente deja de mirarme mientras se gira para presionar el botón del elevador.
—Volker.
—Señor Diekmann, no es seguro salir de aquí hasta que nos aseguremos de que el perímetro está despejado —suelto yo, me mira sobre su hombro.
—¿Te he preguntado si es seguro o no? —no respondo ante su pregunta—, exacto, no lo he hecho.
Las puertas del elevador se abren, entra a la caja de metal y solo me mantengo en mi posición mientras veo como Oliver corre para adentrarse en la caja también, antes de que las puertas se cierren Oliver interrumpe el cierre.
—Señorita Foster —miro al señor quien luce cansado y agotado—, suba, por favor.
Sin más alternativa comienzo a caminar para adentrarme a este.
—Los empleados no suben aquí, Oliver —escucho la voz varonil de Volker mientras habla hacia el hombre a su lado.
—¿Te he preguntado si lo hacen o no? —me coloco detrás del señor Diekmann. Aprieto mis labios para no reír ante la manera en que el señor Brown ha respondido—, exacto, no lo he hecho.
Las puertas de metal se cierran, el elevador comienza a moverse.
Escucho por el intercomunicador a los hombres bajo mi cargo quienes han informado que todo está despejado.
—¿Qué hacemos con el cuerpo? —escucho a Cox preguntar.
—¿Qué haces? Si quieres hacerle un funeral —suelto con sarcasmo mientras hablo por el intercomunicador—, se supone que tú debes saber qué hacer.
—Lo lamento, señorita Foster —responde—, pero el señor Brown nos ha prohibido acudir a la policía.
Un dato más a la lista.
Carraspeo un poco mientras dirijo mi vista al señor a lado del hombre frente a mí.
—Señor Brown —lo llamo, me mira sobre su hombro.
—Dígame, señorita Foster —responde.
—Cox me ha informado que tienen prohibido acudir con la policía —suelto haciendo que se gire hacia mí por completo—, ¿alguna indicación específica de lo que hay que hacer con el cuerpo?
Mira de reojo al empresario que tiene a lado para después enfocarse de nuevo en mí.
—No debe preocuparse por eso, señorita Foster —responde—, dígale a Cox que llame a Yerik Preston, él se hará cargo y Cox ya sabe quién es.
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CRIMINAL
Random"Yo no soy el héroe de tu historia, soy el villano que te hará sucumbir en tus más oscuras perversidades." Volker Diekmann es la perfecta definición de perdición, lo comprobé cuando de una noche a otra no podía dejar de aparecer en mis pensamiento...