Capítulo 34

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Dakota

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Dakota.

Moscú, Rusia.

—¿Cómo se supone que vas a hacer esto si no tienes ni un poco de información de en dónde encontrar a Borka? —pregunta Evelyn mientras camina detrás de mí, hemos salido ya de la reunión con el director Roberts.

—Ya me encargaré de eso —respondo.

No planeo decir nada sobre la información que me llegó porque en estos momentos no confío ni en mi propia sombra.

—Tienes que regresar con Volker —Evelyn me recuerda una vez que entramos a la sala de mando en la central de Moscú.

Mis puños se aprietan al recordar la manera en que Ella delató a Volker arruinando así también toda la mierda que ya tenía planeada.

—Lo sé —respondo sin más.

Tomo asiento frente a uno de los computadores y comienzo a teclear mientras Evelyn hace lo mismo a la distancia.

Comienzo a leer la información que había recibido en mi correo, intento rastrear este pero tal como ya lo veía venir la dirección ha sido bloqueada dejando todo en el anonimato. Sea quien sea seguramente tenía buenas razones para enviarme esto, aunque, me pregunto, ¿qué razones son?

No tengo manera alguna de agradecer ni de saber con qué fin han hecho esto, la idea de desechar todo se presenta también, pues, en estos momentos sé que Borka no es una persona que se anda con rodeos, si quiere atacar lo hará así como también sé que lo hará de la manera en que sea y por lo tanto puede que esto sea una trampa para hacernos caer.

Dejo de teclear mientras me recargo en el respaldo de mi asiento, comienzo a morder mis uñas mientras me mantengo pensativa, intento encontrar una manera rápida con la cual pueda asegurarme de que esto no es una trampa, no puedo simplemente hacer que mi gente ataque sin saber si es cierto o no.

Algunos flashbacks comienzan a hacerse presente en mi cabeza y de un momento a otro recuerdo una de las salidas que Volker y Yerik tuvieron cuando recién me convertí en la guardaespaldas de Diekmann.

El burdel nudista al que Volker intentó que no entrara en Alemania.

Me recompongo de inmediato en mi asiento y comienzo a ver entre las ubicaciones que hay en el documento si hay registros de Alemania.

Mis ojos recorren de arriba a abajo el documento que ahora tengo bajo mi poder y sin poder evitarlo una sonrisa se pinta en mis labios cuando veo dos direcciones en Alemania, comienzo a teclear ambas direcciones en el computador y mi sonrisa crece al reconocer una de esas direcciones como el edificio al que Volker y Yerik habían ido.

Recuerdo que cuando estuve en el burdel de Moscú logré reconocer ambos algoritmos entre los dos sitios, ambos burdeles trabajan de la misma manera y es por eso que en el primer instante en que pisé el burdel de Moscú algo se me hacía conocido con el sitio en Alemania.

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