Capítulo 13

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Volker

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Volker.

Bajo del jet privado, hemos llegado a Moscú, miro a las personas que ya me esperan aquí, camino hasta el auto en donde el nuevo chofer ya espera por mí, miro también a Ariana junto al resto de los hombres de seguridad.

Camino con pasos firmes hasta el auto, abren la puerta para mí y me monto a este sin decir ni una palabra más, Oliver sube conmigo y los asientos delanteros son ocupados por el chofer que no me interesa saber su nombre y por Ariana.

Oliver pide que se dirijan hasta una de las empresas que tengo en Moscú, hay una reunión importante que tengo que atender. Hace un tiempo me había negado a hacer trato con unos rusos ya que sus tratos no me beneficiaban ni convencían, ahora han regresado según ellos con mejoras que muy seguramente voy a rechazar de nuevo.

Miro por uno de los espejos a la mujer que va en el asiento del copiloto, mis puños se aprietan un poco al ver que ha cubierto una vez más las marcas en su cuello, odio que lo haga, odio que las cubra.

La había follado toda la noche y solo una vez que me había vaciado en ella más veces de las que pensé fue cuando terminé saliendo de su habitación en la zona de servicios para ir hasta mi pent-house, había dormido poco y ahora mismo lo único que quiero es descansar de esta mierda.

—¿Sabes lo que dirás? —Oliver a mi lado pregunta.

—Sí —respondo sin importancia—, los mandaré a la mierda.

—Tienes que replantearte la idea de escucharlos —Oliver habla de nuevo—, te conviene que los rusos sean tus socios.

—¿Crees acaso que me importa quienes son mis socios o no? —pregunto mirando al hombre que prácticamente me ha criado—. He salido adelante solo sin el apoyo de nadie más, no necesito ninguna mierda de gente que solo quiere lamer mis zapatos.

El auto se detiene frente al enorme edificio del cual soy dueño, la señorita Foster abre la puerta para mí y solo bajo del auto sin detenerme a escuchar lo que Oliver tiene que decir.

Comienzo a caminar mientras arreglo mi saco, siento la presencia de Ariana detrás de mí y solo sigo mi camino mientras escucho a Oliver llamándome pero no me detengo.

Una vez piso el interior del edificio los empleados aquí se colocan serios y firmes en sus sitios, me dan algunos saludos pero los ignoro, solo es gente que no me interesa en lo más mínimo y que por mí podrían irse a la mierda.

Me detengo frente a mi elevador mientras presiono el botón que llama a la caja de metal, una vez que las puertas se abren me adentro a este con aquella mujer de cabellera castaña detrás de mí, tal como siempre. Presiono el botón del piso de juntas y solo me mantengo en silencio, no me place hablarle a la mujer detrás de mí que ha desobedecido mi orden de no cubrirse las marcas que la señalan como mía, me encabrona que haga lo que sus ovarios digan.

CRIMINALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora