Yerik Preston.
New York.
Tomo en mi mano el folder que contiene información que Volker me solicitó hace un tiempo.
En una mano llevo el folder y en la otra mano sostengo la pequeña mano de mi hijo.
—La superhéroe —miro a Scott quien busca con la mirada a Dakota Kingston quien no se encuentra en la recepción del piso de Volker.
—Ella no está aquí, campeón —respondo mientras caminamos hasta el escritorio de Chelsea, la rubia nos mira, sus ojos van hasta el pequeño rubio que corre de inmediato hasta ella—. Llegamos.
Aviso, ella sonríe mientras besa las mejillas de nuestro hijo.
Chelsea y yo compartimos un hijo, Scott Preston, el resultado de una noche de alcohol, pasión y sexo, mucho sexo. Mismo sexo que me enteré dos años después se convirtió en un ser humano con el que ahora mismo intento recuperar el tiempo inicial en donde no estuve presente.
Chelsea se escudó en decir que creía que yo no querría hacerme cargo de un bebé, así que decidió ocultármelo sin saber que Volker sabía la verdad y que terminaría diciéndomelo.
—¿Está Volker? —miro a Chelsea quien asiente mientras comienza a jugar con Scott—. Pasaré a verlo.
—Ha dicho que no quiere interrupciones —responde ella, ruedo los ojos ante el maldito mal genio de Volker.
—No me importa —respondo caminando hacia la oficina del alemán que tengo como mejor amigo.
Abro la puerta y entro sin más, mis ojos van a él de inmediato, está en su silla giratoria justo detrás de su escritorio.
—He dicho que no quiero que traigan a su escuincle aquí —suelta con voz dura sin mirarme, camino hasta acercarme a él, me estiro sobre su escritorio y alcanzo a ver la pantalla de las cámaras de seguridad abiertas en la pantalla de su monitor, en esta misma se visualizan a Chelsea y Scott mientras ríen. Miro en específico una de las pantallas, desde esta alcanzo a ver como apunta directamente al elevador presidencial de Volker.
—¿Esperando el momento en que regrese? —pregunto mientras me dejo caer en una de las sillas frente a él, veo como su quijada se aprieta pero no responde.
Su humor siempre ha sido pésimo, no es el hombre que hable, ría o pueda darte siquiera una sonrisa, simplemente es amargado, serio y enojón hasta más no poder. Me sorprende que Dakota haya logrado un pequeño avance en él.
Quién diría que la agente de la OMPC, la peor enemiga de Volker, sería la misma mujer que lograra doblegar al demonio.
—¿Qué haces aquí? —pregunta.
Seguimos en New York, desde que Dakota se fue Volker se la pasa encerrado en su oficina consumiéndose del trabajo que según él tiene pendiente. Ada y Oliver han comenzado a preocuparse, aunque, también saben que esto es algo muy de él, siempre ha sido el hombre que se la pasa encerrado en su oficina y trabajando todo el tiempo.
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CRIMINAL
Random"Yo no soy el héroe de tu historia, soy el villano que te hará sucumbir en tus más oscuras perversidades." Volker Diekmann es la perfecta definición de perdición, lo comprobé cuando de una noche a otra no podía dejar de aparecer en mis pensamiento...