"Yo no soy el héroe de tu historia, soy el villano que te hará sucumbir en tus más oscuras perversidades."
Volker Diekmann es la perfecta definición de perdición, lo comprobé cuando de una noche a otra no podía dejar de aparecer en mis pensamiento...
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Dakota.
Alejo a Davis en el momento que nuestros labios impactan, mi ceño se frunce mientras limpio mi boca con rudeza.
—No vuelva a besarme —ordeno con voz dura, su rostro se llena de vergüenza de inmediato y solo aprieto mis puños ahorrándome las ganas de partirle la cara—. Es la segunda vez que lo hace y no sé en qué momento le he dado motivo alguno para hacerlo.
Me siento molesta, si ya lo estaba ahora lo estoy más.
—Lo lamento —habla, se posa firme y solo siento como mis ojos lo fulminan, no estoy para más estupideces y solo doy vuelta—. Agente Kingston.
—No quiero tener problemas con usted ni con nadie más —comienzo, doy la vuelta para verlo de nuevo—, no es mi problema si siente algo o no por mí, no estoy obligada a corresponder de la misma manera así como usted tampoco tiene derecho a besarme cada que se le venga en gana, señor.
Tomo una respiración profunda.
—Solo mantenga su distancia, por favor —sigo mi camino.
—No fue mi intención —habla a mis espaldas.
—Lo entiendo —respondo—. A pesar de todo usted sigue siendo mi superior y yo sigo siendo agente en su escuadrón, nos tendremos que seguir viendo y por eso mismo le pido respeto y distancia. No quiero problemas con mi trabajo.
Veo como traga saliva.
—Supongo que me hace sentir halagada que tenga interés en mí pero no puedo responderle de la misma manera, señor —aleja su mirada de mí y sigo firme en mi sitio—. Estoy con alguien más y no quiero problemas en mi relación por causa de terceros. Usted es mi superior y yo su agente, no más.
No digo más y solo termino de alejarme, me adentro al edificio de dormitorios femeninos y suelto un bufido molesta mientras intento no perder la paciencia, se supone que debería de estar feliz y emocionada por el viaje de navidad no estresada y encabronada. Llego hasta mi dormitorio, miro aquí a Roberts y solo aprieto mi quijada.
—Comenzaremos la investigación —habla mi jefe cuando me ve llegar, lo ignoro y paso de largo mientras busco las cosas por las que venía.
Tomo lo que necesito y camino de nuevo hasta la puerta, tomo la perilla de esta y hago una señal para que salgan de aquí.
—Puedo resolverlo sola —espeto molesta—, de todos modos ya ha dejado claro que en estos momentos el infiltrado es lo de menos —suelto—, y no se preocupe, señor, al contrario, perdón por haberlo molestado con mis problemas —ironizo—, de todos modos sé que todo lo que Dakota Kingston pida se va al último puesto en la lista de cosas que le importan a la OMPC.
Veo como la quijada de Roberts se aprieta, ya no me importa, es más, todos pueden irse a la mierda.
—Seguramente me escucharán o me tomarán en cuenta cuando me tomen y entierren tres metros bajo tierra —sonrío—, o cuando en el peor de los casos yo le muestre a todos que jamás deben subestimar a una Kingston.