Capítulo extra CRIMINAL

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Happy Birthday, Dakota Kingston

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Happy Birthday, Dakota Kingston.

Dakota.

15 de agosto de 2022.

Prisión de máxima seguridad de la OMPC, Océano Pacifico.

Mis ojos se mantienen en los barrotes de la celda en la que me encuentro. Escucho pasos afuera y sé que se trata únicamente de los guardias que vigilan las celdas.

Me hago un ovillo en el piso mientras flexiono mis piernas hasta que chocan con mi pecho y abrazo estas.

El collar en mi cuello no me permite respirar como me gustaría pero aún así logro acomodar mi mejilla sobre una de mis rodillas mientras mis ojos se cierran y comienzo a mecerme de adelante a atrás de manera lenta.

No sé qué hora es, pero como ya es una costumbre durante estas últimas semanas no he podido dormir. No puedo dormir, mis ojos jamás se cierran y si lo hacen el sueño no me abraza.

Mi pecho sigue sintiendo aquella presión que ha hecho eco desde que estoy aquí. Cada día la presión se vuelve más grande, los nervios aumentan y cada parte en mi interior se oprime de manera peor.

Trago saliva con dificultad mientras siento como mis ojos se aprietan para alejar cualquier tipo de sentimiento o emoción. No puedo ser débil de nuevo.

No puedo doblegarme de nuevo. No puedo dejar que la Dakota sentimental y estúpida resurja.

La Dakota débil y vulnerable ha sido enterrada. La Dakota que el mundo amaba está muerta, la he matado yo, la he encerrado en una caja de cristal en mi interior y no planeo dejarla ganar de nuevo.

Mis ojos se abren de golpe y me sobresalto cuando la alarma de la prisión comienza a sonar. Sé lo que significa y me pongo de pie con lentitud cuando escucho como comienzan a golpear los barrotes de las celdas.

Un barco una vez quiso navegar

Su nombre era la tetera del mar

El viento sopló y su proa hundió

Remar, chicos, a remar...

La voz de Rey se escucha desde el otro extremo de mi celda, miro a través de los barrotes cuando me paro junto a estos, logro ver al mexicano en su celda, al igual que yo, se encuentra ya de pie esperando a los guardias.

—¡¿Cómo dice, chicos?! —Rey pregunta con voz alegre, aunque, nada de esta mierda debe ser alegre—. ¡Canten conmigo!

Me mantengo en mi lugar.

—¿Poison? —sus ojos coinciden con los míos, a pesar de que tenemos más de un metro de distancia logramos vernos detrás de nuestros respectivos barrotes. No respondo y mira a la celda que está a mi lado, misma que yo no puedo ver por los muros de piedra que nos separan—. ¿Thunder?¿Killer?¿Dragon? —no se escucha ninguna respuesta—. ¡Por dios, amargados! —exclama y solo ruedo los ojos—. ¿Boss? —pregunta al techo sabiendo que arriba de su celda se encuentra la celda de Boss.

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