"Yo no soy el héroe de tu historia, soy el villano que te hará sucumbir en tus más oscuras perversidades."
Volker Diekmann es la perfecta definición de perdición, lo comprobé cuando de una noche a otra no podía dejar de aparecer en mis pensamiento...
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Flashbacks.
Berlín, Alemania.
Narrador omnisciente.
—¿Están seguros de que no hay amor que pueda resolver esto, señores Diekmann? —el abogado que encabeza la mesa pregunta mientras sus ojos caen en el matrimonio que está a punto de firmar el acta de divorcio.
—Jamás hubo amor —responde Donovan Diekmann sin despegar los ojos de la mujer frente a él.
—¿Dónde hay que firmar? —pregunta la mujer de cabellera castaña y ojos marrones.
El abogado tiende un folder a ambos.
Amaris Diekmann estampa su firma con rapidez para después pasarle los mismos documentos al hombre frente a ella que la mira sin interés.
Donovan hace el mismo proceso y una vez que los documentos han sido firmados por ambos el abogado los toma.
—Su separación es oficial ahora —mira a ambos.
—Quiero que prepare los papeles que me otorgan la custodia completa de Volker —el alemán ordena mirando a su abogado—, Volker es completamente mío.
—No puedes privarme de ver a mi hijo también —Amaris habla de inmediato.
—No lo he hecho —responde su ahora ex marido—, puedes verlo si te place pero conozco tus trucos de mierda, no tienes ni tendrás algún derecho sobre él.
La mujer de cabello castaño suelta una carcajada recargándose en el respaldo de su asiento.
—Volker me adora —habla, su expresión es gélida—, ¿en verdad serás tan hijo de puta para quitarme derecho sobre él?
—¿Qué mierdas quieres, Amaris? —pregunta Donovan poniéndose de pie con rapidez y estampando su puño en la mesa—. ¡Eres una hija de perra, me engañaste, te casaste conmigo por mi dinero y en la primer oportunidad que tienes intentas aprovecharte de tu hijo para sacar más!
Ella se mantiene sin ninguna expresión en su rostro.
—Fuiste inteligente al embarazarte de Volker —Donovan suelta entre dientes—, para que así el día que esto pasara pudieras seguir sacando dinero de mí.
Traga saliva mirando a la mujer con la que cometió el error de casarse.
—No te interesa Volker, jamás va a interesarte porque siempre lo verás únicamente como tu mina de oro —prosigue—, el niño se queda conmigo antes de dejarlo a lado de una perra como tú.
—Quiero a Volker —responde finalmente ella—, a pesar de todo es mi hijo y lo adoro, Donovan.
—Tus acciones dicen lo contrario —una vena se marca en el cuello del alemán—, lo adoras tanto que cada que tienes la oportunidad lo haces a un lado por tu nueva familia, lo adoras tanto que fuiste tan puta para llevarlo contigo a cada maldito encuentro que tenías con tu amante. ¡La madre del año!