Capítulo 18

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Volker

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Volker.

—Hora de irnos —Yerik entra a mi pent-house, sigo sentado frente a las pantallas de seguridad.

Miro el reloj en mi mano, son las nueve de la mañana, el vuelo hacia Miami está programado para dentro de treinta minutos.

Me pongo de pie sin decir ni una sola palabra, camino hasta la habitación en donde me deshago de mi ropa para después entrar al cuarto de baño en donde me doy una ducha, el agua fría cae sobre mi cuerpo desnudo, intento no concentrarme en nada más que no sea en ducharme, agrego el gel corporal en mi cuerpo y shampoo en mi cabello, soy rápido al momento de lavarme hasta que finalmente termino, tomo una toalla que enredo en mi cintura y salgo hacia la habitación.

Es lunes, el plazo de Ariana termino y se supone que ella ya debería de haber llegado para salir con nosotros a Miami, pero, no llegó, en ningún puto momento de la noche llegó.

Tomo uno de mis trajes, un traje completamente negro, me coloco mi bóxer y después la camisa de botones negra, mi pantalón de vestir negro hasta que termino colocándome el saco negro también; tomo asiento en la orilla de la cama y comienzo a colocarme mis zapatos negros después de colocar mis calcetas del mismo color. Una vez que estoy completamente listo camino hasta el pequeño tocador aquí en donde tomo mi reloj, busco el reloj que había comprado días atrás en Imperium, pero, no hay rastro de este y entonces recuerdo que posiblemente se fue en las bolsas de ropa de la castaña.

Maldigo mientras tomo otro reloj y lo coloco en mi muñeca, arreglo mi cabello y coloco loción, salgo de la habitación y encuentro a Yerik y a Oliver aquí.

Solo camino hasta el elevador en donde presiono el botón de la recepción, la caja de metal se abre y entro a esta con aquellos dos adentrándose de la misma manera.

—Volker —Yerik habla pero solo me mantengo en mi sitio.

—Cuando lleguemos a Miami podrás conocer a los candidatos para ocupar el lugar de la señorita Foster —siento como mi quijada se aprieta.

Me mantengo en silencio.

—Un trato es un trato —continúa Oliver—, la señorita Foster no se ha presentado ni reportado.

Miro el reloj en mi muñeca.

—Pero continuamos en Rusia —suelto entre dientes—, tiene de aquí hasta el aeropuerto para presentarse.

—Pero...

—Un trato es un trato, ¿no? —lo miro finalmente—, nunca estipulaste ni una puta hora, así que mientras sigamos en Rusia ella puede presentarse en cualquier puto momento.

Las puertas del elevador se abren una vez que la caja de metal se detiene en la recepción, salgo de este y camino para salir de aquí, paso desapercibido e ignoro a los empleados que se han reunido para despedirme y dar una buena impresión, que se vayan a la mierda.

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