Un trocito

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Perdón por el vocabulario tan coloquial que he escrito

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- ¿Me puedes explicar a qué venía estar apartada, a solas con él?

Si no fuera porque hacía poco lo pilló la otra noche, en su casa con esa mujer, llamándola "amor", habría llegado a jurar que pudiera tener algo de celos, pero teniendo en cuenta los antecedentes y de su relación no tan buena con cierto caballero, no creía que actuara por unos irreales celos.

- Necesitaba alejarme del ruido, de la gente - había dicho media verdad -. Él se acercó y le saludé, como educadamente hice.

El hombre se apretó el puente de la nariz y bajó la mano.

- Él no es buena persona; es mezquina.

Aunque no tuviera que ver con ella, se tensó como una cuerda estirada.

- ¿Y si ha cambiado? - incluso escuchándose era como de repente que le dijera que los cerdos volaban -. Digo, estaría mal de mi parte no dirigirle la palabra porque nunca no hemos llevado bien con él.

- Hacía unos días que no tolerabas estar en el mismo espacio que Myers.

Era cierto. Pero era antes de saber que su amigo del alma no era tan sincero como aparentaba ser.

¿Quién decía la verdad? ¿Quién era el loco de ese cuento? ¿Debía perdonarlo porque no le había dicho de su relación con esa mujer mientras la miraba con esa inocencia que enmarcaba su rostro?

Resquemada, apretó los labios en una línea fina.

- Él no me ha ocultado cómo es en realidad - no fue consciente de que lo había dicho en voz alta.

- ¿Qué quieres decir? ¿Quién te ha ocultado su verdadera cara?

- No me hagas caso - fingió dolor de cabeza y emitió un quejido -. Aún no estoy recuperada del constipado y puede que se me olvide ciertas cosas, y sea más fácil perdonar. No te preocupes, se me pasará.

El constipado no traía que estuviera desmemoriada, pero él no se lo cuestionó, respetándola.

- Es mejor que tengas cuidado; no sabes por dónde puede salir y agarrarte de los pies para arrastrarte con él, en su oscuridad.

Se calló porque el ambiente estaba caldeado y no estaba con el ánimo de seguir discutiendo con él.

¿Quién se lo iba a decir a ella, que lo iba a defender?

Ni en sus alocados sueños.

No obstante, esa idea... no desapareció mucho tiempo de su cabeza.

No soy como él (Volumen I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora