Capítulo 8 (mini, mini)

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En un principio, guardaron el secreto queriendo disfrutar de la magia del cortejo antes de ser absorbidos por sus familiares y mil asuntos que había que hacer y preparar. Así fue, no hubo interrupciones, preguntas indiscretas, sin que les molestaran o incordiasen sobre su compromiso que hubiera provocado más atención hacia ellos.

Por otra parte, la madre de la joven estuvo con el ojo avizor para ver si había una señal de que no había visto y le reafirmaba que su hija se iba a casar. Pero tuvo que rendirse para no volverse loca. Porque estaba a punto de que su salud se viera afectada con tanto estiramiento de cuello.

Si Elle lo hubiera sabido, le había tranquilizado con decirle que el compromiso era real y pronto se casaría con Edward. Pero absorta en la nube de felicidad, no pudo hacer otra cosa que seguir con el secreto.

¡Era todo tan emocionante y bonito!

Había más de una vez que se había pellizcado para comprobar si era real.

¡Lo era!

Tanto como lo eran sus sentimientos.

Incluso, habían tanteado la opción de fugarse ya que cuando se publicaran los respectivos esponsales, iban a tener menos tiempo de estar juntos, aunque más tarde, cuando estuvieran casados, la recompensa iba a ser la infinita dicha.

- Eso desilusionaría bastante a mi madre.

Aunque pensándolo bien, se ahorraría el agobio de los preparativos y más de un quebradero de cabeza.

- No te preocupes, se hará cómo tu desees.

- Gracias – fue cuando le dio un beso en la mejilla.

No se demostraban cariñosos delante de la gente, aunque cuando tenían un momento de intimidad, la cosa cambiaba, viviendo otro mundo, más intenso y vivo. No creía que pudiera haber otra mujer más feliz que ella.

¿Cómo no podía serlo?

Edward, su amigo, su compañero y su confidente, quería desposarse con ella. La había elegido para que fuera su esposa y madre de sus hijos. Aunque no le había dicho en voz alta que la amaba, estaba segura de que lo hacía.

¿Qué otros sentimientos lo empujaban a querer casarse con ella?

Solo faltaba anunciar las correspondientes amonestaciones y casarse, siendo oficialmente su esposa.

Ojalá no se hubiera ilusionado tanto...



No soy como él (Volumen I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora