Capítulo 9

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Lord Myers observaba como un espectador más las parejas que bailaban, sin que le suscitara interés en participar y ser uno más del cuadro. Un cuadro muy inspirador.

Como otra noche más, otra noche menos.

Hacía tiempo que había perdido el gusto por bailar, y seguramente que, si ponía un pie en el centro, estaría más de uno con la mosca detrás de la oreja, de que había tanteado la idea de comprometerse con alguna joven presente.

Esa sería la idea, pero mucho lejos de la realidad.

No obstante, sus ojos fueron a parar hacia una pareja que antes no se había percatado de que estuvieran. No era de esperar verlos otra vez, juntos, la señorita Green y el señorito Harold. Debía reconocer que no se habían separado en ningún momento desde que él regresó de viaje. Pero siempre habían sido inseparables, como uña y carne.

¿La familia sabría al tanto de la buena relación de los dos? ¿O estarían rozando al límite del escándalo?

No se podía decir que el hombre estuviera faltando el respeto a la dama. Aunque lo intentara, se cortaría los pies, sabiendo lo mucho que quería y respetaba a la joven.

Era así, el perfecto caballero, sin ninguna mancha de la cual avergonzarse o, posteriormente, fustigarse.

Quizás, fue eso, que estuvo más interesado de la cuenta, sin ser consciente de que había dejado de aburrirse, para poner su atención plenamente hacia ellos.

No lo podía evitar; había algo en él que se había prendido y era incontrolable. Como si algo extraño ocurría en el cuadro, fuera de la monotonía y de lo común, había atrapado su interés dormido.

¿Por qué no se había fijado antes?

Antes de que otra persona se dirigiera hacia él, se escabulló entre el gentío y los siguió. Y descubrió más de una cosa interesante.

Muy interesante. 

No soy como él (Volumen I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora