Un trozo

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No estoy muy inspirada. Lo siento 🙏🙏🙏🙏

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La promesa de una tregua por ambas partes era el primer paso a la reconquista, aunque ellos no lo supieran aún, asumidos por la vorágine caótica de sus emociones. No era una guerra; ya la habían perdido desde que comenzó.

Para Damien, no había planificado tenderle la bandera blanca porque no había previsto que, en medio de la noche, apareciera como un hada que lo tentaba más allá de sus límites. Ese era uno de los efectos que le provocaba y un secreto que lo guardaba dentro. Tenerla enfrente y no poder hacer nada, lo había superado. Más de lo que había creído.

Lo había pasado verdaderamente mal cuando discutieron por Caroline, por Edward, generalmente, por todo. Era como si de repente se hubiera caído el castillo de naipes delante de él sin haber podido poner un poco de empeño para evitarlo. Le molestaba perder los estribos, perder la paciencia... En resumen, que ella lo llevara hasta algún que otro límite insospechado. Pero lo que no esperó fue el mal sabor de boca que le dejó cuando le dio la bofetada (un tanto merecida) y darle la puerta delante de sus narices, para después encontrarse, con su ausencia. Sin poderlo creer, suerte o simple coincidencia, verla en la cocina fue como otro mazazo que recibió, y antes de que cualquier otra cosa ocurriera, no quería ese malestar persistiera más entre ellos, no lo pensó y se rindió. Más cuando la estaba besando, sintiéndola en sus brazos, lo olvidó todo menos a ella.

Elle no quería que se detuviera. Tembló como si de repente tuviera frío, pero no era frío, sino era lo que le producía sus besos y su abrazo, que la atrajo a su pecho que estaba cubierto por la bata que llevaba, sus manos se abrieron como alas de una mariposa y palparon la suavidad de la tela queriendo otra textura que tocar. La sostuvo, y lo agradeció en silencio, porque las piernas no le respondieron. No la dejó de besar pese a que sus pulmones ardían por un hálito de aire, más que las ansias eran poderosas que el aire mismo. Incluso, abandonó sus labios, pero no duró mucho tiempo porque volvió a ahondar en su boca, adentrándose y haciéndola tiritar y gimotear como un bebé. Los dedos masculinos que bordeaban su mandíbula fueron bajando, dejando un reguero hormigueante por su paso. Sintió la piel erizarse como la de un gato. Su cabeza ladeó cuando notó sus labios dirigirse a su cuello, mareada, se sujetó con más fuerza a él, uniendo sus propias manos en su cuello y notando el nacimiento de su cabello. Las sensaciones se agudizaron. No fue consciente cuando la dejó de besar, depositando un beso en su hombro que se había quedado desnudo con sus movimientos. Lo miró con la sensación de haber bebido más de una copa, pero sin llegar a estar saciada. Él parecía estar en la misma situación que ella. Apoyó su frente en la suya, y tragó con dificultad, evidenciando que estaba alterado. Ese respiro aumentaba la tensión que había, la cual podía romperse o acrecentar.

- Dime si me detengo... porque no encuentro la suficiente voluntad para hacerlo.

Le tocó a Elle de tocarlo, de deslizar sus dedos entre sus mechones y acariciárselos. La marea del hombre se enturbió, indicándole que era sensible a su toque, haciendo que sus entrañas se retorcieran. Notó su mano en su espalda como hierro candente.

- ¿No le pasará nada al bebé si...?

No hacía falta decirlo en voz alta cuando sus cuerpos hablaban por sí solos.

- No le pasará nada, te lo prometo.

Le creyó, y tuvo miedo porque había empezado a confiar en él, señal que si le pedía entregarse, no lo dudaría.

Porque estaba irremediablemente...

Enamorada de su esposo.

No soy como él (Volumen I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora