Capítulo 23 (breve)

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Su intempestiva entrada no asustó a uno de los presentes.

- Ah, querida, no la esperaba tan pronto- dijo con una sonrisa torcida en sus labios, sin ningún atisbo de remordimiento -. ¿Por qué no se une con nosotros?

La criada apartó las manos del torso desnudo y jabonoso de su marido, con la cara de haber roto la vajilla entera.

- Señora...

- ¡Largo!

El muy... no se inmutó con su orden, cómodo en su baño, aunque hacía grandes esfuerzos para que la cabeza no le estallara con el grito proferido de su esposa. La miró, sin mostrar su intención de salir de la bañera.

- ¿Podrías haber sido más suave?

Su comentario echó más leña al fuego.

- ¿Más suave de lo que ha sido usted con ella? No me lo podía imaginar de usted, el asqueroso descaro que tendría. El primer día de casados y no le ha importado ni siquiera un poquito en mantener el rabo quieto.

¿Había dicho rabo?

- Si hubiera sabido que iba a montar un espectáculo, la habría llamado antes - dijo irónico.

- ¡Espectáculo! No he sido yo quién... - iba a decir la persona que lo había empezado todo cuando realmente la que ocasionó su abandono en el lecho fue ella, con la mención de Edward.

- No sé por qué me molesto, puede hacer lo que le plazca. Por mí, se puede tirar a todas las mujeres de una ciudad - a su madre le daría un jamacuco si la escuchara así, diciendo barbaridades -. No me importa, ya que él sí....

La mirada del hombre se endureció como el granito, y se levantó chorreando de agua y jabón, que corrían, con avaricia por cada trozo de su cuerpo. Cogió una toalla sin ver que su esposa había enmudecido y se le había entrecortado la respiración al verle de pie y desnudo, en todo su esplendor.

- Acaba, ¿qué ibas a decir? No dude en decirlo, ya que anoche dijo su nombre.

Elle apartó la mirada de él, turbada. Afectada más de la cuenta, tardó en responder, cosa que alimentó los celos del hombre que no dudó en caldear más el ambiente.

- No sé de qué le sorprende. Es normal en cualquier matrimonio, como le comenté en su momento.

No evitó que se sonrojara aún más y puso la espalda más recta, intentando serle indiferente.

- Ya lo estoy viendo - masculló entre dientes y mordiéndose el labio para no gritarle -. No he venido para hacer el espectáculo y entretenerle. Quería saber cuándo nos íbamos.

- ¿Tiene prisa?

En verdad...

- Mi familia estará preocupada. Como sabe no le dije a dónde íbamos, solo mi intención de casarme con usted.

- Lo sabrán, solo hay un sitio donde casarse sin el permiso de los padres. Me extraña que no se hayan presentado todavía aquí.

O Edward.

Después de un rato, donde los dos callaron, se miraron y ella tuvo las ganas de huir, mas sus pies parecieron clavarse allí mismo. Aún sentía la sangre rugir en sus oídos al haber visto la escena entre la criada y su señor esposo. Por no decir que aún no se había vestido.

- Le esperaré afuera - le dijo viendo que si continuaba, iba a perder el sentido común.

¿Qué iba a hacer? ¿Mirarle como una idiota mientras se vestía?

Él no objetó nada de su salida, mas tenía un empalme de narices. Eso no bajó durante un largo rato...

Por culpa de cierta personita que se había ido con la indignación propia de una princesa ultrajada.

¡Maldición!

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Puede que se me haya ido la perola un poco. Nos leemos pronto!😘😘😘😘😘

No soy como él (Volumen I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora