Las sombras de Marcos & Bondoni

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POV JOAQUÍN

Me miro en el espejo.  Veo al chico pálido y angustiado, tengo los ojos rojos de tanto llorar.  Es increíble que mi mundo se esté derrumbando a mi alrededor, y no soy capaz de hacer nada.  Todas mis esperanzas han fracasado cruelmente.  Tener una familia feliz y unida que me ame incondicionalmente, un hombre que se enamore de mi y me ame con locura como yo a él.  Pero no tengo nada de eso ...

Mi madre actúa como si yo no existiera.  No he tenido el valor para enfrentarme a ella, pero la odio y sé que no tardaré mucho en estallar y lo peor es que Uberto, mi padre saldrá lastimado con todo esto.  Por otra parte, Emilio no me buscó ayer cuando fuí al hotel para agradecerle a los Marcos por lo que he hecho por mí.  No se encontró, seguro que había ido a encontrarme con el tonto de Mauricio Mariscal.

Tengo una sensación de traición cruda, amarga y humillante que me recorre el cuerpo ¿Cómo ha podido ir a buscarlo a él?  Siento unas lágrimas calientes y furiosos que corren por mis mejillas. 

Otra vez estas llorando por alguien que no te quiere, Me dice mi subconsciente.  Mi vida es un completo desastre.  Y para mi desgracia acepté salir con Kiko, el hermano mayor de Emilio. 

Lo cierto es que Kiko es muy divertido.  Ayer, cuando salimos a dar un paseo no dejaba de bromear ... A diferencia de Emilio, que es más serio, intimidante, controlador, sexy, guapo, lindo ... ¡Mierda!

No puedo seguir pensando en Emilio, y no debo de compararlos.  Kiko y Emilio son muy diferentes en su manera de ser y físico tampoco se parecen.  Mejor me voy a la escuela y me olvido de todo, o eso intento ...

⚪⚪⚪

Las clases se me hacen demasiado cortas, hacía mucho tiempo que no me concentraba tanto.  Mauricio y sus amiguitos actuan como si yo no estaba, cosa que agradezco.  Por que si me hubieran molestado no hubiera respondido de mí.  Tengo mucha rabia guardada.  Me pregunto si Mauricio sabe que su padre es amante de mi madre ... tal vez si lo sabe: por eso me odia tanto.

-Muy bien, chicos.  Nos vemos el lunes.– dice el profesor sacándome de mis pensamientos.

  A la salida me encuentro con Paola, nos vamos juntos.  No le he dicho nada de mi madre, ni de Emilio.  No quiero darle lástima a nadie por mi mala suerte en la vida. 

De repente, levanto la mirada y a lo lejos veo a Emilio con Mauricio.  ¿Cómo ha podido recurrir a él?  El cuchillo que siento en el corazón se está hundiendo lento y dolorosamente, me pican los ojos ... no quiero llorar, no quiero que nadie me vea llorar.  Es demasiado humillante.

No, no, no ... me digo a mi misma.  No sé de donde saco fuerza y ​​sigo caminando, paso por su lado sin mirarlo, esforzándome por ignorarlo, pero de repente siento que me sostiene el brazo.  Lo miro y ahí esta esa extraña corriente que me recorre todo el cuerpo. 

-¡Joaquín! -Dice mi nombre a modo de saludo. 

¡Como quisiera abalanzarme encima de él! 

-Emilio ¿Qué estás haciendo aquí? - le pregunto y mientras veo un Mauricio petrificado mirándome con odio.

¡Ahí tienes ... zorro!  Buenas, él se olvido de ti cuando me vió.  Me rió para mis adentros y estoy de acuerdo con mi subconsciente

-¿Podemos hablar? -Me pregunta nervioso.

-Emilio, tu y yo no tenemos nada que hablar.  Ya quedó todo muy claro entre nosotros dos- le respondo.

¿Porqué me hace esto?  Lo adoro y lo odio.

  -No, Joaquín.  No todo está dicho.- Me Responde impaciente.

  Contemplo la sombra del vello asomando por su barbilla.

-Señor Marcos.  Emilio.  Por favor, aléjese de mí-– le digo por que lo deseo con locura.  Y tenerlo tan cerca me hace querer abalanzarme encima de él, y besarlo.

  -iTe importaría decirme lo que pasa por tu mente? - me pregunta haciendo caso omiso a mis suplicas de que se aleje de mi.

-No, Emilio.  No te diré nada y mejor me voy.  Quedé de salir con alguien.- le digo para provocarlo.

-Con el estúpido de mi hermano, ¿no es así? - me dice furioso.

  ¡Mierda!  Sabe que saldré con Kiko, como me gustaría que fuera él con quien saldré más tarde.

-Eso no es asunto tuyo.- le digo para ver como reacciona.

-¿Quieres que toda tu escuela escuche nuestra discusión? -me dice.

¡Joder!  Olvidé que estábamos fuera de la escuela y mis compañeros nos están observando.  Con Emilio a mi lado, se me olvida todo. 

-Mejor me voy.- le digo pero él parece no escuchar y me agarra el brazo y no me suelta.  -¡SUÉLTAME, EMILIO! - le grito.

-¡NO! - me dice en el mismo tono.  Este hombre es desesperante.  Lo odio.

¡MENTIRA!  LO AMAS, ÉL TE VUELVE LOCO Y ESTAS DESESPERADO PARA QUE EL TE LLEVE A LA CAMA, grita mi subconsciente y lo peor es que tiene razón.

-¡ESTAS SIENDO MUY INFANTIL! - le grito más fuerte.

  Me mira fijamente.  Nos miramos ... y de repente se agacha, me coge por las piernas y me levanta.  Y, sin darme cuenta, me carga sobre sus hombros.

  Mierda ¿Puede haber algo más humillante?

  -¡¡Bajame!  -chillo.  -¡BÁJAME, EMILIO! - grito mientras mis compañeros me miran sorprendidos.

Paola pareciera burlarse de mi y Mauricio me mira como si no lo pudiera creer seguro cuando me vuelva a ver terminaremos peleándonos.  Emilio me sujeta fuerte con un brazo alrededor de los muslos yo estoy furioso, de repente me da una palmada en el trasero.  Me sorprendió y a la vez me gusto.  Yo hago lo mismo empiezo a pegarle en el culo a decir verdad me gusta tocarlo ahí pero me gustaría que estuviera desnudo.

  -Joaquín, si sigues gritando y pegándome te bajo y te follo aquí en la calle- me advierte.

¿Qué voy a hacer?  No creo que se atreva, aunque con Emilio no se a que atenerme.

-¿Qué quieres decir?  ¿No te atreverías?  ¿Verdad? -Le pregunto atónito y sorprendido.

La verdad no sé que palabra usar para definir como me siento.  Tengo rabia, estoy celoso por que estaba con él estúpido de Mauricio y también estoy muy excitado.

  -¿Quieres comprobarlo? -Me replica irritado.

  Estoy furioso, aunque no estoy del todo.  Después de insistir que me baje, que caminare y prometerle que hablaremos él me baja y, antes de que se incorpore, salgo disparado hacia la calle pero no recorro mucho él me atrapa de nuevo y me vuelve a cargar.

-Esta bien, hablaremos.-  le digo para tranquilizarlo.