Capítulo 7 parte 1

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-¿Sale badu pa? -Dije riendo.

-Salee paa -Contestó Horacio.

-Vamos a llamar a Emilio y a segis.

Ya estaba todo preparado para la huída, solo faltaba llamar a la policía

-Sigo sin creerme que estén haciendo un badulaque cuando no hace ni dos horas que los han echado de comisaría wey -Dijo Emilio con su gran acento mexicano.

-¿Qué esperabas? Somos Horacio y Gustabo, unas putas máquinas -Dije con una sonrisa.

-Oye, que la poli ya viene -Dijo Segis.

-De puta madre, que empiece la fiesta.

La policía vino en unos cinco minutos.

Entonces se acercó el agente que iba a negociar...

Oh, mierda

Volkov.

De todos los polis, tuvo que venir Volkov. Mi amor platónico. El ruso de hielo.

Mi mala suerte es otro nivel.

Tapé mi cara con una máscara al igual que los demás.

-¿Quien va a negociar? -Dijo el comisario.

-Wilson, ¿no? -Susurró Horacio. Ese era mi nombre en clave.

-¿Qué? ¿Por qué yo?

-Porque tienes un pico de oro.

-Ugh, está bien.

Me acerqué a la puerta. No podía negar que estaba muy nervioso, pero por suerte sé cómo disimular mis emociones.

Estuvimos un buen rato negociando, y de vez en cuando le tiraba una ficha a Volkov para ponerlo nervioso, lo cual funcionó algunas veces.

Al final quedamos en salida limpia y sin códigos 100 por el 30% del botín.

Si que es verdad que tengo un pico de oro.

La persecución estuvo entretenida, conducía yo, y no nos chocamos ni una vez, pero sí los perdimos unas cuantas. Aunque lo que queríamos era divertirnos, no el dinero, por eso cuando no los veía bajaba el ritmo para que nos alcanzaran, pero al final nos acabamos escapando.

Nos repartimos el botín entre los cuatro y luego cada uno se fue a su casa.

[...]

-Gus, voy a salir, volveré para cenar.

-¿Qué? Espera, ¿a dónde vas?

-He quedado con Claudo.

-¿Vas a salir con él?

-Si todo sale bien, sí.

-Vale, adiós Osito.

-Adiós Gus -Y con eso salió.

Y me dejó solo.

Decidí ponerme una película de comedia, no me gustaba estar solo en casa. Siempre que oía un ruido, me ponía muy nervioso porque tenía miedo.

Suena infantil, lo sé, pero es un trauma que tengo desde niño, no es mi culpa haber visto lo que ví esa noche.

Y de repente, empezó a llover.

Tormenta eléctrica. Otra vez más, mi mala suerte actuando.

Subí a mi habitación y cogí un montón de mantas y cojines y volví al salón. Empecé a poner mantas enganchadas a los sitios y los cojines en el suelo. Sí, acababa de hacer un castillo de mantas, con 26 años.

Gracias a ti [GRECABO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora