Capítulo 35

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Por fin me dieron el alta y pude salir de este hospital, pero no tenía a donde ir.

No podía ir a casa porque estaba Volkov viviendo con mi hermano, y no había otro lugar al que pudiese ir a vivir...

Excepto ese callejón que ya me había servido de hogar una vez.

Aunque ahora mismo no era mi lugar preferido.

Así que fui a casa solo para recoger mis cosas. Entré a casa, y por suerte no había nadie.

Quería despedirme de mi hermano de algún modo, así que cogí un trozo de papel y escribí lo siguiente:

Hola Osito,

Solo quería decirte que te quiero mucho, por eso me voy. Te pido por favor que no me busques, esto ya es bastante doloroso.

Prometo intentar volver una vez que consiga mantenerlo a raya, pero de momento tengo miedo de poder hacerte algo malo.

Sigues teniendo mi numero de teléfono, pero agradecería que no intentases contactarme a menos que sea necesario.

Te quiero mucho,

Gustabo

Ya no podía hacer nada más, así que me fui esperando que Horacio me hiciese caso.

Me tomé la pastilla, pero aún así esa noche no pude dormir.

Acomodé unos cartones bastante limpios que había ahí y me tumbé sobre ellos con una manta que me había llevado de casa, y me puse a llorar en silencio.

Lloré por todo lo que había pasado, porque había tenido que alejarme de todas las personas a las que quería, porque ahora estaba solo, y porque ya no aguantaba más.

Al día siguiente, cuando amaneció, salí de ahí y me monté en un taxi para que me llevara hasta el norte.

No quería que nadie me encontrase, y aunque Greco vivía ahí, el norte era muy grande, y además le señalé al taxista una ruta poco transitada para que no me viesen.

Entré en un motel. No era lo mejor que había, pero me serviría para esconderme hasta que consiguiese volver a controlarlo.

Me tomé otra pastilla. El médico me dijo que las tomara antes de dormir, pero eso fue cuando sabía controlarlo... más o menos.

Me tumbé en la cama y me puse a mirar el techo y a pensar en cómo iba a volver y a explicarle todo a Horacio... Y a Greco.

Claro que me sentía culpable por haber dejado a Horacio, pero a Greco lo había dejado con aún más preguntas... Y encima había sido él el que estuvo conmigo todo el tiempo que estuve en coma, en el tiempo en el que solo podía mover un dedo, y en el tiempo en el que volví a estar en coma después de que me sedaran.

Y... creo que sentía algo por él. Después de todo, los meses que estuvimos en comisaría como Fred y Dan nos acercaron mucho más a todos... Sobre todo a Kylie y Greco. Y por supuesto que quería a Kylie, ella era como mi hermana, pero lo que sentía por Greco era más... profundo, un sentimiento de amor muy distinto al que sentía por Kylie o por Horacio.

No me había dado cuenta, pero ya era de noche, y al final me acabé quedando dormido en la cama -si es que se le podía llamar así- que había en la habitación que me dieron.

[...]

Me estaba volviendo loco.

Llevaba casi un mes aquí encerrado, sin hablar con nadie, sin salir de este cuartucho, solo yo y mis pensamientos.

Y no podía seguir así, porque entonces él se apoderaría de mí por completo, y había avanzado demasiado como para ahora tirarlo todo por la borda y rendirme ante él.

Así que decidí salir. Llamé al primer taxi que pasó y le señalé la casa de mi hermano. Necesitaba verlo, confirmar que estaba bien, que estaba feliz con Volkov.

Pero no sabía si iba a querer recibirme.

Aún así llamé a la puerta y esperé. En cuanto Horacio abrió, se quedó paralizado.

-H-hola Osito... -Dije amablemente y con una sonrisa en mi cara, la cual se borró en cuanto Horacio empezó a llorar aún sin moverse.

-¿Horacio? -Preguntó Volkov desde dentro del salón, queriendo saber qué pasaba.

Mi hermano se me echó encima, literalmente, y empezó a llorar. Yo solo pude abrazarlo.

-¿Dónde estabas? -Dijo, pero sonó a reproche y a desesperación... Sí que había estado preocupado por mí.

-Lo siento... Pero ya estoy más o menos bien. Él ya no aparece tanto, y si sigo tomándome las pastillas lo conseguiré mantener a raya. Siento mucho haber desaparecido así como así, pero tenía que ponerte a salvo.

-Te quiero, Gus.

-Yo también Osito.

-¿E-es Gustabo? -Preguntó Volkov incrédulo.

-¿Qué hay Rusky? -Dije con mi tono alegre de siempre.

-Que sepas, Gustabo, que la única razón por la que voy a dejar pasar esa burla es solo porque Horacio ha estado muy preocupado por tí, ¿vale? -Dijo con su tono helado y ruso que lo caracteriza.

-Ese es mi ruso -Reí y le di un golpe amistoso en el brazo. Él esbozó una pequeña sonrisa- Que bien sienta que haya vuelto todo a la normalidad... O casi todo.

-Gus... He hablado con Conway -Me tensé ante eso. Se me había olvidado por completo- Dice que puedes volver cuando quieras, que estaría encantado de volver a hablar contigo y verte...

-Está bien, pero ahora mismo no me apetece hablar de Conway.

-Vale. Oye, ¿qué hacemos hablando en el pasillo? Anda entra -Dijo y se echó a un lado de la puerta para que pudiera pasar.

-Por cierto... ¿Sabéis algo de Greco? -Dije. De repente estaba nervioso, y no sabía por qué.

-Supongo que estará en su casa, pero no lo he visto -Dijo Volkov mientras se sentaba de nuevo en el sofá. Horacio fue a sentarse con él, y yo me quedé en el sillón individual que había al lado.

-Vale.

-¿Quieres que te llevemos con él? -Dijo Horacio. Me incorporé rápidamente.

-¡Sí! Quiero decir... Si puedes...

Horacio estalló en carcajadas, y hasta Volkov sonrió.

-Anda vamos. Vik, luego vengo, te quiero -Dijo Horacio y le dio un beso en la mejilla a Volkov para luego coger las llaves de su coche y salir de la casa.

Por alguna razón, me ponía muy feliz y a la vez muy nervioso volver a ver a Greco.

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Holi

Que tal?

Este capitulo no me convence demasiado... Pero bueno

Que os parece la historia hasta ahora?

Espero que os haya gustado.

Nos vemos en el siguiente capítulo,

Chaoooooo <3

Gracias a ti [GRECABO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora