Capítulo 54

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Un rato después, en el que Greco y yo nos dedicamos a criticar a la gente que salía en un programa de la tele, Horacio se asomó por las escaleras y nos avisó de que ya habían pedido la pizza y que no tardaría en llegar.

Le dijimos que iríamos en un momento y él volvió abajo.

-Sinceramente creo que esta casa es lo mejor que hemos hecho en nuestra vida eh -Le dije. Estaba tumbado en el puf mirando al techo. Greco ya había apagado la tele para bajar, pero seguía en el sofá.

-Y que lo digas. Es la mejor decisión que he tomado en mucho tiempo -Contestó él.

-¿Y has visto la terraza? -Pregunté, esta vez más incorporado y mirándole.

-Todavía no, no he tenido tiempo de pensar en eso, pero ya la veré cuando estéis en comisaría -Sonrió.

-Sí... Creo que tú también deberías volver -Me miré las manos. No quería ver su reacción.

-Pero no puedo, Gustabo. Conway me mata si aparezco sin avisar y reclamo mi puesto después de tanto tiempo -Dijo con voz paciente, como si le estuviese explicando a un niño por qué pegar a la gente está mal.

-Oh, vamos, seguro que a Conway no le importa, y si no puedes hablar con él, igual que hice yo. O también puedo pedirle que te deje volver tí también.

-No, no quiero que te metas en mas líos.

-Tranquilo, de todos modos, seguro que hablar con Conway no será necesario. Porque o se lo dices tú o se lo digo yo, pero que vuelves, vuelves. Sé que es lo que quieres.

Me miró un momento, chasqueó la lengua y me tendió la mano para ayudarme a levantarme.

-Anda vamos, que si no se van a comer la pizza entre ellos dos.

La acepté, y una vez que estuve de pie, Greco tiró de mi brazo y me abrazó.

-Gracias Gus -Hacía tiempo que no me llamaba así. En cuanto reaccioné le devolví en abrazo.

Cuando llegamos abajo, Horacio le estaba pagando al repartidor y Volkov estaba llevando las cajas de pizza hasta la isla.

-¿Y si cenamos en los sofás? Habrá que estrenarlos, ¿no? -Dijo Greco. Llegué a su altura, me paré a su lado y apoyé mi antebrazo en su hombro.

-Para mí que estos dos ya lo han estrenado eh -Dije. Horacio se tapó la cara con las manos por la vergüenza y Volkov me lanzó una mirada asesina.

Greco y yo reímos. Me encantaba molestarlos de esa forma, y más ahora que estaba Greco para reírse conmigo.

-Fuera bromas, ¿podemos cenar en los sofás? -Pregunté con voz de niño pequeño. Volkov me volvió a mirar- Porfi

Dije alargando un poco la "i". En realidad se suponía que no teníamos que pedirle permiso a nadie, pero Volkov era como el padre del grupo, y a veces nos echaba la bronca cuando ensuciábamos mucho.

-Está bien, vamos -Dijo, un poco divertido por mi actitud.

No tardé ni dos segundos en dar un paso hasta la isla, cojer todas las cajas de pizza e ir corriendo a los sofás.

Los otros tres estallaron en carcajadas por mi reacción y vinieron a sentarse también.

Cenamos viendo la tele y luego nos fuimos todos a nuestras habitaciones, menos Vokov, que se fue a la de mi hermano. Había sido un día largo para todos

Intenté dormir durante un buen rato.

La cama se me hacía extraña, e inusualmente grande y fría.

Estaba acostumbrado a dormir en la comodidad de mi cama, y con la compañía y el calor de Greco. Dormir solo me parecía rarísimo, por lo que no podía dormir.

Gracias a ti [GRECABO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora