Capítulo 45

151 26 3
                                    

De repente un Gustabo alterado e hiperventilando se incorporó de golpe quedando sentado en la cama.

Se levantó rápido y se apoyó la espalda contra la pared, aún con la respiración agitada, y se dejó caer poco a poco hasta llegar al suelo, donde se agarró las rodillas y empezó a llorar en silencio.

Me acerqué rápido a él, lo levanté del suelo y lo abracé fuerte.

Él dejó las manos contra su pecho sin llegar a corresponderme el abrazo durante un momento, pero luego me abrazó por la cintura y siguió llorando.

-Lo siento... No quería despertarte -Dijo entre sollozos.

-Shh, ya está, no pasa nada -Lo abracé más fuerte.

-T-tengo miedo Greco... De lo que pueda hacer él -Dijo cuando se calmó un poco.

-Está bien, lo sé, pero te vamos a ayudar, ¿de acuerdo? No le volverá a hacer daño a nadie, te lo prometo.

-No quiero volver a dormirme, no quiero otra pesadilla.

-Tranquilo, estoy contigo, no te va a pasar nada.

-Quédate conmigo Greco, no me dejes, nunca -Dijo aún sin soltarme.

-Nunca -Repetí en forma de afirmación.

Gustabo se separó de mí, despacio, unos segundos después, y se metió en la cama. Lo imité quedándome de lado, mirándolo.

Él estaba de espaldas a mí, pero se giró, con los ojos cerrados, y buscó mi brazo para aferrarse a él.

Me puse boca arriba para estar más cómodo y dejé que se abrazase a mi brazo izquierdo.

Creo que eso le dio algo de seguridad, porque no volvió a tener pesadillas ni ataques en toda la noche.

A la mañana siguiente, cuando me desperté y miré hacia mi izquierda, vi a Gustabo acurrucado de espaldas a mí aún durmiendo.

Estaba tranquilo, por lo que no lo quise despertar.

Cuado me levanté, vi que estaba abrazando a Draco, que ya no era esa pequeña bola de pelo que trajo Gustabo a mi casa por navidad, y la imagen de ese chico rubio que aparentaba ser borde pero carismático de cara a la gente, pero que era tan distinto con su núcleo de confianza, abrazando a un perrito no tan pequeño, se me hizo muy tierna.

Les saqué una foto que probablemente nadie vería, y salí de la habitación para dejarlo dormir un poco más.

En el salón estaban Horacio y Volkov desayunando tostadas y hablando animadamente.

-Anda que avisáis eh cabrones -Dije con un tono divertido.

-Lo siento Greco, esque estábais tan dormidos que no os hemos querido despertar.

-¿Qué tal Gustabo? -Preguntó Volkov- Ayer escuché a alguien llorar.

-Si, bueno... Tuvo una pesadilla y se despertó asustado, pero se calmó rápido y no se ha vuelto a despertar en toda la noche -Les aclaré.

-¿Veis como no era buena idea? -Dijo Horacio en tono de reproche.

-Tranquilo Horacio, seguro que ya está bien -Le intentó tranquilizar Volkov.

-Greco, confío en tí para que a mi hermano no le pase nada, ¿de acuerdo? -Preguntó con un tono de advertencia que rozaba la amenaza.

-Puedes estar tranquilo Horacio, en serio -Le respondí sereno.

-Más vale.

Un momento después Gustabo apareció por las escaleras. Tenía cara de cansado, pero no se lo veía mal.

Gracias a ti [GRECABO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora