Capítulo 15

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Otra vez esa maldita alarma. De verdad que no veo el momento de que se apague para siempre.

Me levanto y me meto en el baño. No hay nada mejor que empezar el día con una ducha fría.

Salgo del baño ya vestido pero con el pelo aún mojado.

Bajo hasta la cocina, esperando que mi hermano esté ahí, como todas las mañanas, pero no está. Subo a su habitación para ver si está ahí, pero no puedo abrir la puerta.

Eso me relaja y me preocupa a partes iguales: Por un lado, eso significa que él aún está dentro, porque sino la puerta estaría abierta, pero por otro lado me preocupa que le haya podido pasar algo, él se suele despertar antes que yo para hacer el desayuno, siempre ha sido así, así que me extraña que no esté despierto.

Llamo a su puerta y no pasa mucho tiempo hasta que un Horacio mojado y con la toalla por la cintura me abre.

-Pensaba que te había pasado algo Osito -Dije.

-¿Por qué? -Preguntó con el ceño fruncido.

-Tu siempre estás en la cocina cuando yo me despierto, y al no verte hoy me he asustado.

-Lo siento, me quedé dormido. Iba a bajar ahora, si esperas cinco minutos te hago el café.

-No te preocupes, vístete, hoy hago yo el desayuno -Él me dedicó una sonrisa y yo se la devolví para bajar a preparar todo.

No se me da mal cocinar, pero lo odio, y a Horacio le gusta, por eso siempre hace él el desayuno.

Le hice un café con leche y en la espuma le dibujé -o lo intenté- una H, mientras que yo me quedé con mi café solo. Hice dos tostadas para cada uno y saqué la mantequilla y la mermeñada para que él se la untara a su gusto. También hice zumo de naranja.

Horacio bajó y se sentó en el otro lado de la mesa del que estaba yo. En realidad mi hermano era muy guapo, mucho más que yo, no me extrañaría que Volkov lo prefiriese a él.

Durante el desayuno nadie dijo nada. Él aún seguía enfadado conmigo, y yo temía que si lo presionaba demasiado se enfadaría aún más, pero de repente, habló:

-Gus, lo siento, de verdad, no tendría que haberte tratado así -Dejé mi móvil para mirarlo.

-Está bien, te entiendo, Volkov te ha gustado desde siempre, y yo no puedo llegar y decir que me gusta y esperar que no pase nada, ha sido culpa mía, lo siento -Dije. Lo sentía de verdad, lo que me había obligado a hacer el super sabiendo lo que Horacio sentía está mal.

-No, no es culpa tuya, tu no decides de quién te enamoras, y yo no reaccioné bien. -Me levanté y me acerqué a él.

-¿Hermanos de nuevo? -Dije tendiéndole la mano, la cual aceptó estrechándomela.

-Hermanos -Dijo y le abracé. Lo había echado de menos, y eso que ni siquiera se había ido.

Ese día en comisaría fue super bien. No hubo muchos problemas en la ciudad, un par de códigos 3, alguna persecución y poco más.

[...]

Solo quedaban tres días para que la semana que me había impuesto Conway como periodo de prueba para Kylie, Greco y Horacio terminara, y yo estaba muy nervioso, pero sabía que no dirían nada, o al menos eso esperaba...

-¿Wilson? ¡Wilson! -Reaccioné al instante sobresaltado por esa voz que me llamaba. Era Yun.

-Yun, que no me tienes que llamar así aquí, alguien podría estar escuchándote y relacionarme con la mafia -Le recordé. Yun siempre nos llamaba por nuestros nombres de mafioso, incluso en el taller, y aunque todos le decíamos que nos podrían pillar, siempre se le olvidaba.

Gracias a ti [GRECABO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora