-¿Qué? No, Gustabo, ¡espera! -Intenté levantarme cuando él salió corriendo de la habitación, pero el dolor y el fuerte mareo que me dio me lo impidieron. Él no se detuvo, y lo perdí de vista por ese pasillo blanco
El cansancio y el efecto del sedante que seguramente me habían metido estaban empezando a pasarme factura, y acabé durmiéndome contra mi voluntad.
Yo no quería dormirme, yo solo quería correr tras Gustabo, abrazarle y decirle que todo iba a estar bien.
Pero las cosas no siempre salen como queremos.
[...]
Cuando me volví a despertar, había un médico frente a mí, revisando unos papeles, pero dejó de hacerlo cuando se dio cuenta de que lo estaba mirando.
-Buenos días. Greco, ¿no? -Asentí- ¿Cómo se encuentra?
-Bien -Dije seco. No me apetecía ponerme amable, me apetecía saber si Gustabo estaba bien.
-¿Le duele mucho? -Señaló mi pecho. Me encogí de hombros con indiferencia, pero mi cara se contorsionó en una mueca debido al punzante dolor que me recorrió el cuerpo.
-Un poco -Dije entre dientes. En realidad me dolía mucho, pero eso no me importaba. Solo quería saber dónde estaba Gustabo.
-Al parecer las heridas se están curando bien, pero le dolerán durante un par de días. Las balas entraron muy profundo, y algunas se fragmentaron. Tuvo mucha suerte de que todo saliera bien.
-¿Está aquí Gustabo García? -Le pregunté. Me alivió saber que era normal el dolor, pero necesitaba que me respondiese a la pregunta. Me dio una sonrisa triste que no me gustó nada y volvió a revisar sus papeles.
-Siento mucho comunicarle esto, pero... Está ingresado -Mi corazón se paró durante un momento mientras seguía escuchando lo que me decía el médico- Esta mañana una vecina suya lo encontró tirado en su casa. Al parecer se ha tomado un bote entero de pastillas tranquilizantes. Le hemos hecho un lavado de estómago, pero aún es muy pronto para decir qué pasará. Si quiere, puedo encargarme de mantenerle informado de su estado -Dijo con amabilidad.
-Por favor -Mi voz sonó demasiado débil. Tenía la garganta seca, la cabeza trabajando a mil por hora y un dolor en el pecho que no era por culpa de los disparos- ¿Puedo pasar a verlo?
-Lo siento mucho, pero me temo que no. Ahora usted no puede salir de la cama, necesita reposo para que se le curen las heridas, pero en cuanto esté mejor, yo mismo lo llevaré hasta la habitación de su amigo. Hasta entonces, ¿necesita algo? -Negué con la cabeza.
En realidad me hubiese gustado pedir agua, pero solo quería que el médico se fuese para poder llorar.
-Está bien, pues le voy a traer un poco de agua y algo para que coma y le dejo descansar -Volvió a sonreír y salió de la habitación.
Agradecí mentalmente cuando me trajo la bebida y comida, pero no tardé en empezar a llorar.
No quería precipitarme, pero no tenía un buen presentimiento.
[...]
Pasé dos días en esa camilla hasta que me dejaron moverme fuera de mi habitación, pero sin salir del hospital.
Pasaba más tiempo en la habitación de Gustabo que en la mía. Él seguía dormido, pero cada vez la máquina conectada a los latidos de su corazón pitaba con menos frecuencia.
Cada hora que pasaba, lo veía más pálido. Y yo no podía hacer nada.
Y dolía. Mucho.
Porque estaba viendo al amor de mi vida, la persona a la que más quería, el único en el que de verdad llegué a confiar tanto como para abrir mi corazón, morir lentamente, y lo peor era que no podía hacer nada para ayudarlo. Y daría la vida por él, si pudiese haría un pacto con el Diablo para que se me llevase a mí y dejase vivir a Gustabo, pero esas cosas solo pasaban en películas de ficción para adolescentes, y no en la vida real.
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Gracias a ti [GRECABO]
FanfictionLo único bueno en la vida de Gustabo es su hermano, no de sangre, Horacio. Pero su vida no es precisamente sencilla para él. Gustabo tiene un trastorno de doble personalidad, y psicológicamente no está muy bien, pero eso no lo va a demostrar jamás...