Capítulo 26

233 29 0
                                    

Abrí el grifo dejando que las gotas cayesen sobre mí y apoyé la cabeza en la pared de la ducha.

Me puse a pensar en todo lo que había pasado estos días.

La pelea con mi hermano...

Los insultos de Volkov...

Mi ataque de ansiedad con Kylie y Greco...

El consuelo de Conway...

Mi secuestro...

Estos días en el hospital...

Mi noche de pelis con Greco...

La imagen de Greco dormido...

La cara de Greco...

Sus ojos entrecerrados cuando se despertó a media noche...

El calor que desprendía su cuerpo...

Espera, ¿por qué estoy pensando en Greco? -pensé, pero no lo dije en voz alta.

Fruncí el ceño. No me entendía, no sabía por qué estaba pensando en él.

Me di cuenta de que ya llevaba un buen rato bajo el agua, así que me terminé de duchar y salí de mi baño envolviendo mi cintura con una toalla.

Cuando saí a mi habitación secándome el pelo con otra toalla, me encontré a Horacio sentado en mi cama con su móvil. En cuanto escuchó la puerta levantó la cabeza.

-¿Qué haces aquí? -Le dije extrañado.

-Te iba a decir que te pusieras elegante, Greco me ha preguntado en qué lugar queremos desayunar y he elejido un restaurante caro.

Abrí mis ojos como platos ante eso.

-¿Pero tu eres tonto? ¿Cómo se te ocurre pedir de buenas a primeras un restaurante caro cuando sabes que te va a invitar alguien?

Él se encogió un poco en su sitio y bajó la cabeza avergonzado por la "regañina", y mi corazón se apretó en mi pecho al verlo así.

Me senté a su lado y lo abracé de medio lado mientras le sobaba la espalda.

-Lo siento -Murmuró él.

-No te preocupes Osito, no pasa nada. Pagaré yo una parte y ya está.

-Gracias Gus -Dijo y me abrazó. Cómo extrañaba esto.

Como Horacio me había dicho que me pusiera elegante, había optado por unos vaqueros y una camiseta negra con una camisa azul marino y unas deportivas blancas con detalles negros.

Horacio se había puesto unos vaqueros más oscuros pero que no llegaban a ser negros y una camisa blanca con la mitad de la parte baja de la camisa por fuera y la otra por dentro sin nada debajo con unas zapatillas negras.

En el salón estaba Greco. Él llevaba la ropa que había traído puesta el día anterior, por lo que supuse que iría a su casa a cambiarse.

Cuando nos oyó, se giró para vernos e inmediatamente una sonrisa se dibujó en su rostro.

-Genial. Vamos -Dijo para salir. No sabía la razón, pero lo noté algo nervioso.

Fuimos los tres a su coche y subimos, Horacio quedando en el asiento de atrás.

-Voy a ir un momento a mi apartamento del centro, tengo algo de ropa ahí e igual hay algo que sirva -Dijo Greco.

-Sin problema.

Después de ir al piso de Greco y ver que no tenía nada decente para ponerse, nos fuimos a una tienda de ropa.

-Acepto consejos, ¿qué me pongo? -Nos preguntó.

Gracias a ti [GRECABO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora