Capítulo 53

147 23 5
                                    

Greco me dirigió hacia el coche sin dejar de abrazarme con un brazo.

Cuando llegamos a casa me encerré en mi habitación. Él se había ofrecido a quedarse conmigo, pero le había dicho que prefería estar solo.

Eso era mentira, claro, porque en realidad sí que me hubiese gustado que se quedase conmigo, pero no quería que me viese llorar otra vez, y ya tenía él bastante como para que le cuente una vez más mis problemas.

No quería seguir obligándolo a escucharme cuando me sentía mal.

Así que lo descargué todo en forma de lloros encima de la almohada.

Esque de alguna forma ver a Conway, recordar cuando estaba en coma, y que me dijese que había estado procupado por mí en todo momento... Me bajó los muros de frialdad y por un momento me volví a sentir como ese niño de seis años que veía cómo asesinaban a sus padres: totalmente indefenso.

Me pasé un buen rato llorando. Hacía mucho que no lloraba tanto y tan libremente, y cuando acabé estaba super cansado y sentía un vacío en mi interior, como si ya no me quedase nada dentro, pero por lo menos ya no me sentía tan mal.

Decidí salir un rato a mi balcón individual para observar el mar.

Ya estaba atardeciendo, por lo que me apoyé an la barandilla con los antebrazos para poder ver mejor la puesta de sol.

Me gustaban los atardeceres. Y el mar. Me relajaba escuchar el sonido de las olas y ver los reflejos anaranjados en ellas, me transmitía mucha paz.

Algún día me hubiese gustado subirme a un bote y navegar mar adentro hasta que no se vea tierra, que mirase donde mirase solo hubiese mar, pero había un problema, y es que eso me daba miedo.

Tenía una talasofobia impresionante.

Y puedes pensar que es una estupidez comprar una casa en la playa si tienes talasofobia, pero en realidad el mar de al lado de casa era bastante cristalino, y a mi solo me daba miedo cuando no veía el fondo.

Así que podríamos disfrutar de días en la playa todos juntos sin problemas.

Ese último pensamiento me puso bastante feliz, por lo que sonreí yo solo.

Ya estaba de mejor humor, y estaba empezando a hacer frío, así que volví a entrar en casa, me miré en el espejo del baño para asegurarme de que no se dieran cuenta que había estado llorando, y bajé las escaleras hasta el salón, porque no había nadie en la planta de arriba.

Mis tres compañeros de casa estaban en los sofás, hablando de algo que parecía divertido.

-Hola chicos, ¿de qué habláis?

-Hola Gus -Dijo mi hermano, alegre.

-Le estábamos contando a Greco lo que ha pasado en un atraco -Dijo Volkov, divertido, lo cual era inusual en él.

-Oye que yo también quiero oírlo -Dije.

-Ven aquí anda -Mi hermano se pegó hacia el apoya brazos que estaba más cerca del sofá en el que estaban sentados Volkov y Greco, para que yo me pudiese sentar con él.

En cuanto me senté, me di cuenta de que Greco me estaba mirando, así que dirigí la mirada hacia él. Me estaba intentando decir algo con la mirada. Me costó un poco entenderlo: diles lo de Conway.

Negué con la cabeza en un movimiento corto y rápido, lo suficiemte para que solo él se diese cuenta, pero volvió a insistir, así que yo le lancé una mirada de cansancio y enfado y suspiré.

-Chicos... - Les corté. Ellos habíam estado hablando entre ellos hasta ese momento- tengo que contaros algo.

-Di -Dijo mi hermano.

Gracias a ti [GRECABO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora