2 años después - París.
06 de Septiembre del 2014.
—¿Crees que así esté bien?— Pregunté dándole una cuchara a Abraham con un poco de chocolate derretido.
La tomó y llevó a sus labios. Me miró con una sonrisa y me besó levemente.
—Perfecto.— Susurró.
Lamí mis labios por una pequeña mancha de chocolate proveniente de los suyos. Sonreí y volví a mi labor de cocinar el pastel de cumpleaños de Annette y Alessandro, mientras él se dirigía a la sala.
Estábamos en París, queriendo hacer algo diferente para el tercer cumpleaños de los gemelos. Vinimos a París para que ésta vez a la abuela y a Renatta se les hiciera más fácil asistir, al igual que Beth y Grant que se encontraban viviendo en París desde hacía algún tiempo.
Lana y Giovanni habían venido con nosotros, ya que luego de mucho tiempo, por fin pudieron encontrar casa propia y establecer una buena posición económica. Sonreí a recordarlo.
—¡Alessandro, Annette, no toquen eso!— Escuché exclamar a Abraham.
Mi pequeño vino corriendo a la cocina a través de una de las puertas del departamento. Se aferró a mis piernas y pude sentir que sollozaba levemente. Sorprendida, le tomé en brazos y lo senté sobre el mesón.
Sus mejillas estaban sonrosadas y sus ojitos derramaban pequeñas lágrimas. Mi corazón se encogió levemente y le di un pequeño beso en la frente. Se recostó sobre mi pecho y me abrazó como pudo con sus aún pequeñas extremidades.
—¿Qué ha pasado?— Pregunté de forma dulce.
—Papi enojado.— Sollozó levemente.
Abraham apareció en escena, con Annette en sus brazos. Estaba levemente asustada, debido a la furia de su papá.
—Querían sacar las cenizas de la chimenea.— Dijo sentando a Annette junto a su hermano.
Les miré y ambos cruzaron sus manos para mirarlas, evitándome.
—Eso no se hace, niños. Es peligroso que tomen cosas sucias.— Dijo Abraham visiblemente afectado por haberles gritado de aquella manera.
—L-lo s-siento.— Sollozó Alessandro de nuevo.
Suspiré.
—Ya está bien, hijos. Sólo no vuelvan a hacerlo, ¿vale?— Susurré.
Ellos me miraron con sus grandes ojos un poco más azulados por el llanto. Mi estómago dio un vuelco al ver a mis hermosos hijos cada vez más grandes.
Ambos asintieron con la cabeza, aún algo arrepentidos.
—Chotolate.— Murmuró Annette mirando el recipiente.
Sonreí. Mis hijos amaban el chocolate, justo como lo había pensado cuando estaba embarazada y lo que más quería comer era chocolate, a todas horas.
—¿Quieren chocolate?— Pregunté con entusiasmo.
Abrieron mucho sus ojos y de inmediato sonrieron ampliamente.
—¡Sí!— Exclamaron a la vez.
—No puedes darles chocolate después de que han hecho algo malo.— Dijo Abraham cruzándose de brazos.
Rodé los ojos.
—Es su cumpleaños y nunca hacen nada malo, Abraham.— Dije yendo a tomar dos cucharas limpias.
—Pero, sabes cómo se ponen con el chocolate...
—¿Por qué mejor no llamas a Beth y Grant? Sería bueno que vinieran para irnos juntos a la Torre.— Dije tomando un poco de chocolate con ambas cucharas.
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Falling Down
قصص عامة¿Qué sucede cuándo a una chica la obligan a, prácticamente, arruinar su vida? ¿Y si la persona que la somete a esto, fuese una de las que debe amarla más que a cualquier cosa en el mundo? ¿Qué puede llegar a ocurrir si la vida obliga a una joven a c...