Falling Down - Capítulo 47

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Narra Kiana


—Me retiro.— Dije lanzando las cartas a la celda de Grace.

Rió y me mostró sus cartas, restregándome su obvia victoria en el rostro. Ya se cumplían cinco días desde que estaba sin saber absolutamente nada del mundo exterior. Mi mente no había parado de dar vueltas desde que me había enterado de que tendría un bebé.

En una cárcel. Tendría un bebé en una cárcel. Pero en ese momento lo que más me preocupaba era la reacción de Abraham en cuanto se enterase.

—¿Diez de treinta?— Preguntó sonriendo.

—Llevamos todo el día en esto y siempre ganas Grace, ya se me hace bastante aburrido.— Confesé sonriendo.

Se encogió de hombros con una sonrisa y se levantó de su cama con un poco de dificultad debido a su barriga. Se agachó levemente y sacó una pequeña piedra de una de las esquinas de colchón para dirigirse a uno de los rincones de la pared de su celda.

Llevaba una cuenta gigante, una especie de calendario hecho con grupos de cinco palitos. Marcó un palito para completar el grupo de cuatro y luego trazó una línea que atravesaba cada uno en diagonal, dando a entender que se habían cumplido cinco días más.

Le vi fruncir el ceño y comenzar a contar algunos palitos.

—¿Qué sucede?— Pregunté mientras me recostaba en la cama.

—Hoy es día de receso.

—¿Y eso es malo?

—No.— Dijo como si fuese la cosa más obvia.

—¿Entonces por qué tu rostro?

—Porque se supone que ya deberían habernos llevado a hacer la ecografía mensual.— Dijo llevando uno de sus dedos a sus labios.

Fruncí el ceño.

—¿Les hacen una ecografía mensual?— Pregunté extrañada.

Asintió.

—Grace.— Le llamé suavemente luego de unos minutos.

Me miró y se sentó en su cama de nuevo, sabiendo que le preguntaría algo. Estaba empezando a conocer mis gestos, pero teniendo en cuenta que no teníamos a nadie más con quien hablar, era algo entendible.

—¿Cómo son las ecografías?— Pregunté frunciendo el ceño.

Por alguna extraña razón mi mano volvió a tocar mi vientre, aún se me hacía increíble que hubiese algo allí dentro.

—El proceso ya lo verás, pero la sensación que tendrás es inexplicable.— Sonrió.

Hice una mueca y suspiré. ¿Qué diría Abraham?

—¿Estás segura de que has contado bien?

—Sí, pero vale verificar.— Dijo levantándose de nuevo y dirigiéndose a la pared.

Comenzó a contar algunos palitos y a hacer cuentas con sus dedos. Al final, sonrió y me miró con un gran brillo en sus ojos.

—Es en dos días.— Aplaudió levemente con sus manos.

—Parece que es bastante lindo.— Murmuré y aparté la mano de mi vientre para acostarme mirando al techo.

—Lindo es ver el rostro de mi esposo siempre que mi princesita se deja ver.— Le escuché decir y volteé a verle.

—¿Tu esposo está presente en las ecografías?

Asintió.

—¿Tú quieres que el tuyo esté presente?— Preguntó.

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