Un golpe seco hizo que diera un salto y abriera los ojos de golpe. Otros tres golpes seguidos se escucharon y tapé mis oídos con molestia hasta que cesaron. Despejé mis ojos con mis manos y un gran bostezo escapó de mi boca.
Miré a mi alrededor mientras más golpes se escuchaban desde la cocina. Estaba en la sala, en el mueble, con una manta sobre todo mi cuerpo. No recordaba cuando me había quedado dormida, y mucho menos cuando había tomado una manta para taparme.
Al observar con cuidado la manta, mis ojos se abrieron un poco y mi ceño se frunció. Era la manta de la cama de Abraham.
El sonido de un taladro captó mi atención, así que me levanté y caminé hacia la puerta que separaba la cocina de la sala. Estaba reparada y por supuesto, cerrada. Observé a través de la pequeña ventanilla y pude darme cuenta de que había un señor de unos cuarenta años trabajando duramente en el techo, bajo la atenta mirada de Abraham que se encontraba dándole la espalda a la puerta, por lo tanto, no me había visto aún.
El señor paró de trabajar ante algo que le comentó Abraham. Él se encontraba cruzado de brazos, y podía apostar lo que fuera a que tenía esa expresión seria y fría en su rostro. Abraham podía ser considerado una de las personas más intimidantes e imponentes que haya conocido alguna vez. Y luego de lo que había sucedido la noche anterior, tenía algo de inquietud (por no decir algo de miedo).
Pude escuchar el teléfono de Abraham sonando, y luego lo divisé disculpándose con el señor que acababa de volver a su trabajo, y dándose la vuelta para abrir la puerta con una de sus llaves, sus ojos se encontraron con los míos. Sentí una oleada de adrenalina recorrerme entera, pero mantuve la expresión neutra en mi rostro.
Levantó la mano con la que agarraba el teléfono, para hacerme una seña de "hazte a un lado", así que eso hice.
Abrió la puerta y se adentró en la sala, pasando por mi lado como si fuese una estatua insignificante, y abriendo la puerta que daba al corredor de vidrio para adentrarse allí y contestar la insistente llamada.
Algo que me había enseñado la bruja, era que no debía escuchar conversaciones ajenas. Supongo que siempre lo hizo para que no escuchara sus llamadas de negocios que constaban en ordenar miles de paquetes llenos de cocaína, o hablar sobre una pobre nueva víctima en venta. Sin embargo, en ese momento, no había nada más que curiosidad en mi sistema, por lo que, sin pensarlo, me coloqué frente a la puerta, con uno de mis oídos pegado a ella.
—Hoy no puedo. No. Sí, la tengo. Ya te dije que sí. Jax, no estoy de humor y no pienso darte explicaciones. Sí, sé que probablemente ya debe andar buscándome. No es necesario que lo repitas, idiota. Juro que vuelves a preguntar esa mierda y te dejaré sin un jodido diente cuando te vea. ¡Ya te dije que fue un pequeño incidente en mi departamento! ¡Maldición, Jaxon!— Se escuchaba bastante enojado.
Lo que estaba escuchando solo servía para confundirme más. Definitivamente necesitaba respuestas.
De nuevo el taladro se escuchó desde la cocina así que tuve que pegar todo mi cuerpo a la puerta para no perder ni un detalle de la conversación entre Abraham y un tal Jaxon.
—Iré en cuanto pueda. ¿Qué crees? Por supuesto que no. Todo pasó muy rápido, no es mi culpa. Maldito imbécil, ya te he dicho más de siete veces que no he podido explicarle nada. Jódete. ¿No tienes algo mejor que hacer? ¿Palmer ya no te mantiene ocupado? Puedes ir a comer...— Un fuerte golpe en el techo de la cocina no me dejó escuchar lo siguiente, y en verdad creo que lo agradezco.
—A ver, voy a repetirte esto una vez más antes de colgar el maldito hijo de puta teléfono: tengo que hablar con ella primero para así asegurarme de que esto va a resultar, sin ella estamos estancados como siempre. A la mierda ese idiota, ya no hay tiempo para buscar otra chica, y ya estoy harto de toda esta porquería.—Mi ceño se frunció. Estaba hablando de mí, era más que obvio.
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Falling Down
General Fiction¿Qué sucede cuándo a una chica la obligan a, prácticamente, arruinar su vida? ¿Y si la persona que la somete a esto, fuese una de las que debe amarla más que a cualquier cosa en el mundo? ¿Qué puede llegar a ocurrir si la vida obliga a una joven a c...