Falling Down - Capítulo 33 (parte 3)

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18 de Diciembre del 2010.

—Oye.— Dije mirando mis pies que colgaban por estar sentada en la barra desayunadora.

Se suponía que estábamos almorzando, pero yo no había siquiera tocado la comida. Tenía una pregunta rondando en mi mente desde hacía días, y necesitaba sacarla.

Abraham me miró y se limpió la boca con una servilleta antes de tomar un poco de agua. Se notaba relajado, al contrario de mi, que estaba a punto de comerme las uñas por la pregunta que quería hacer.

—¿Te encuentras bien?— Me preguntó.

Suspiré.

—¿Has sabido algo de Giovanni o Lana?— Me mordí el labio inferior.

Ellos habían estado rondando en mi mente más que siempre, ya que en esta época del año siempre estábamos más juntos de lo normal.

FlashBack

—Kiana, ¿puedo pasar?— Escuché la voz de mi hermano desde la puerta.

Volteé a verlo y asentí con la cabeza. Noté que sus ojos estaban llenos de lágrimas así que me senté en la cama, intentando llamar su atención para que me mirase a los ojos.

—¿Qué sucede, Gio?— Escuché decir a Lana que se encontraba saliendo del baño.

Sin decir nada, simplemente me abrazó. Parpadeé un par de veces y un poco dudosa, correspondí el abrazo.

Estuvimos así un rato, hasta que sentí como apartaba el cabello de mi oreja y me susurraba algo.

—Extraño las navidades con papá.

Un nudo se formó rápidamente en mi garganta. Desde que papá había muerto, nuestras navidades se habían basado en estar encerrados en un cuarto sin siquiera comer mientras que la bruja andaba de fiesta, drogándose o buscando más chicas para meter al infierno desde año nuevo.

Abracé a mi hermano con más fuerza y sin previo aviso, Lana se unió a nosotros, abrazándonos sin decir una sola palabra.

Miré el reloj en la mesa que había junto a la cama de Lana y las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas.

—Feliz navidad, chicos.— Dije con la voz cortada y pude sentir como ambos hacían el abrazo mucho más fuerte y apretado.

Fin del FlashBack

Respiré profundo al recordar que todas las navidades que había pasado desde que papá había muerto, habían sido así. Y aunque sonase irónico, iba a extrañar pasarla así ese año, porque estaba completamente segura de que no vería a Giovanni o Lana ni siquiera por cuestión de un milagro.

—¿Me estás escuchando?— Su voz me sacó de mis pensamientos.

Le miré. Sus ojos estaban clavados completamente en mí, con algo de confusión y se podría decir que algo de preocupación.

—Lo siento, ¿qué decías?— Aclaré mi garganta.

No quería comenzar a llorar de nuevo.

—Que Arthur está haciendo todo lo posible por encontrar algún rastro que indique su posición, pero se le ha hecho bastante complicado.— Dijo y sentí que mi mundo se derrumbaba.

Miré al suelo sintiéndome mucho peor que antes. Si no había rastro de ellos, podría significar que estaban muertos, eliminados del mapa, tal y como Tom había dicho para mantenerme junto a él.

—Hey, no malinterpretes.— Le miré.

Suspiró y me miró a los ojos.

—Van pocos días desde que él comenzó a buscar, y estoy seguro de que no ha trabajado en ello como se debe, solo hay que esperar. Él va a encontrarlos, ya verás. Mientras tanto, debes seguir esforzándote para mejorar en los entrenamientos y así el trabajo salga de lo mejor y lo más rápido posible.

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