Abrí mis ojos y me encontré con la amplitud de la cama completamente para mí. Abraham no se encontraba a mi lado, lo cual se me hacía extraño luego de que él mismo me dijera que iba a estar allí al despertar.
Suspiré y despejé mis ojos con mis manos, dándome cuenta de la nota que se encontraba sobre la almohada de Abraham.
Fruncí el ceño y la tomé entre mis manos, sentándome sobre la cama.
''Buenas tardes señorita Grimaldi, ¿ha dormido bien?, Jaxon me llamó de nuevo despertándome por cosas del trabajo, no sabes cómo lamento no poder observar tu rostro al despertar, pero dormida luces como todo un ángel, digno de una fotografía. Diviértete más tarde con Jaxon en las tiendas.
Nos vemos en la noche.
PD: Debes ver las hermosas fotografías que hay en mi celular.
—Abraham".
Sonreí abiertamente y volví a acostarme cerrando mis ojos y aspirando el aroma de su colonia impregnado en las sábanas, recordando lo maravilloso que había sido horas antes.
La suavidad de los besos y las caricias de Abraham, los gestos dulces de su rostro al mirarme pidiéndome permiso, la paciencia con la que sus ojos observaban a los míos. Fue simplemente perfecto, y por primera vez podía decir que estaba sintiéndome como toda una adolescente estúpida de diecisiete años luego de perder su virginidad.
Literalmente, así me sentía. Por primera vez me sentía una adolescente normal.
Ladeé mi cabeza y miré la mesa de noche para encontrarme con un pequeño reloj digital que marcaba las tres menos cuarto de la tarde. Mis ojos se abrieron con sorpresa y me dispuse a salir de la cama, estirando mi cuerpo por completo.
Me puse en pie con la sábana envolviendo mi cuerpo, encaminándome hacia mi equipaje, pero luego reparé en algo muy importante.
No sentía dolor.
Lo único que me había preocupado cuando Abraham me dijo que volvía a ser virgen, era el dolor que se iba a producir en mi zona íntima luego de eso.
Pero no había nada, tan solo la satisfacción y los recuerdos que me tenían sonriendo como estúpida.
Por fin sentía que las cosas comenzaban a tomar el rumbo adecuado.
De repente tres golpes a la puerta me sacaron de mis pensamientos e inmediatamente mi corazón comenzó a palpitar muy rápido ante la posible presencia de Abraham tras la puerta.
Sin pensarlo dos veces, literalmente corrí a lo largo de la habitación y de la pequeña sala para abrir la puerta y abalanzarme a sus brazos, los cuales, por una extraña razón no me rodearon como siempre.
—¿Has amanecido contenta?— Preguntó una voz que se me hacía conocida.
Mis ojos se abrieron de par en par y me separé de inmediato, encontrándome con los burlones ojos de Jaxon sobre mi perturbado rostro. Sentí mis mejillas arder y sin poderlo evitar, atraje más fuerte la sábana a mi cuerpo.
Jaxon soltó una sonora carcajada y sin pedir permiso, me hizo a un lado para poder entrar a la habitación.
—Bueno, tienes quince minutos para ducharte, quitarte ese peculiar aroma a sexo y arreglarte.— Dijo sonriendo.
Ésta vez mi ceño se frunció mientras cerraba la puerta con algo de fuerza. No tenía aroma a sexo, ¿o si?
—¿Qué haces aquí?— Pregunté un tanto irritada.
—Vine a buscarte para almorzar.— Dijo caminando hacia la habitación, a lo que simplemente le seguí.
—¿Dónde está Abraham? ¿Por qué no está contigo?— La verdad aquello era lo que más perturbada me tenía.
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Falling Down
Ficción General¿Qué sucede cuándo a una chica la obligan a, prácticamente, arruinar su vida? ¿Y si la persona que la somete a esto, fuese una de las que debe amarla más que a cualquier cosa en el mundo? ¿Qué puede llegar a ocurrir si la vida obliga a una joven a c...