—¿Te encuentras bien?— Preguntó estúpidamente.
Por supuesto que no me encontraba bien. Joder, me acababa de decir que estoy embarazada. ¡Embarazada! Eso no podía ser posible. Parpadeé varias veces y negué con la cabeza, mis ojos se habían llenado de lágrimas. El semblante de la doctora estaba completamente serio pero al mismo tiempo comprensivo.
—Quiero abortar.— Murmuré sin pensarlo.
No podía tener un bebé.
—Eso es ilegal, Kiana.— Dijo completamente seria.
—Me importa una mierda, no quiero tener un bebé.— Apreté la mandíbula.
No traería otra criatura a sufrir. Ya tenía suficiente con mi propio sufrimiento. Eso, teniendo en cuenta que no dejaría que naciera en una maldita cárcel. Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas descontroladamente.
—Estarás presa por mucho más tiempo si llegas a abortar ese bebé.— Me señaló con un dedo.
Cerré los ojos con fuerza, sintiendo como mi pecho se contraía con fuerza. "Por mucho más tiempo". Bien, ya no tenía escapatoria, mi hermano y mi mejor amiga estarían verdaderamente muertos y todo por el maldito de Tom. Todo por su enfermedad, por su obsesión conmigo.
Lo odiaba, y pensar en él me producía náuseas.
—Escucha, Kiana... El bebé no tiene la culpa, no puedes quitarle la vida a un pequeño o una pequeña que no tuvo la culpa.— Dijo suavizando su mirada.
—¡¿Entiende lo miserable que será si lo tengo en esta puta mierda?! ¡Será mejor que no nazca, va a sufrir!— Exclamé llorando con fuerza.
Quería levantarme, pero las cuerdas me mantenían amarrada aún. Estaba acabada, jodidamente perdida.
—Créeme que si te comportas todo éste tiempo, podrás salir bajo libertad condicional, siempre hay preferencias hacia las madres, además, eres menor de edad, por lo que es más fácil.— Susurró como para que nadie más que yo la escuchase.
—No puedo, no puedo dar a luz aquí.— Sollocé.
—Ya te lo he dicho, si te comportas puede que salgas bajo libertad condicional y puede que sea mucho antes de que tu bebé nazca.— Susurró de nuevo.
Respiré profundo y tragué saliva.
—No cometas tal delito.— Negó con la cabeza.
Guardé silencio y apreté la mandíbula.
—¿Cuánto tiempo?— Susurré.
—Una semana y media aproximadamente, tal vez más, es muy pronto para saber con certeza.— Respondió entendiendo a qué me refería.
Mi mundo se vino abajo, sabiendo que había quedado embarazada justo la primera vez que había estado con Abraham. Mi suerte no podía ser peor, simplemente estaba jodida.
Abraham.
Mis ojos se abrieron mucho al pensar si él ya lo sabría. ¿Dónde estaba? ¿Estaba bien? Oh no.
—¿Dónde está...?— Guardé silencio.
—¿Tu esposo?— Completó.
Asentí.
—En su respectiva celda, en la torre A.— Dijo seria.
—¿Sabe que estoy embarazada?
—No, pero supongo que ya se enterará al saber dónde estarás.— Encogió los hombros.
—¿A qué se refiere?— Pregunté frunciendo el ceño.
—Verás, en ésta cárcel tenemos un área especial para mujeres embarazadas ya que, siendo una cárcel internacional, no sabemos qué conflictos se puedan presentar con otros países.— Explicó.
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Falling Down
General Fiction¿Qué sucede cuándo a una chica la obligan a, prácticamente, arruinar su vida? ¿Y si la persona que la somete a esto, fuese una de las que debe amarla más que a cualquier cosa en el mundo? ¿Qué puede llegar a ocurrir si la vida obliga a una joven a c...