Falling Down

Falling Down - Capítulo 25 (parte 1)

5 de Octubre del 2010.

Mi vista era borrosa. ¿Dónde estoy? ¿Qué hora es? ¿Quién es esta que está junto a mí? Mi mente estaba hecha un lío.

Intenté ponerme de pie y me fui de culo. Una risa se me escapó aunque me doliera como el infierno. Me arrastré hasta estar debajo de la ventana y estiré el cuello para mirar hacia afuera. Era de noche. De repente sentí como si me faltara el aire.

Me lancé sobre el suelo intentando respirar. Todo era borroso y la habitación parecía tener vida propia. Escuché unos murmullos afuera. ¿Giovanni? ¿Lana? 

Solté una risa débil. ¿Por qué sentía que había perdido el control sobre mi cuerpo? 

Vi un par de bultos borrosos frente de mí. Volteé mi cabeza hacia mi izquierda y había otro bulto mirándome. Volví a reír.

Uno de los bultos se puso encima de mí y sentí que me daba frío.

—Cie-rra la v-entana.— Arrastré las palabras.

Mi lengua no respondía como debía y sentía las piernas dormidas. Reí.

—Está cerrada.— Dijo una voz gruesa en mi oído y de repente sentí como mi intimidad era bruscamente expandida.

Grité. Pero luego comencé a reír. No sentía dolor, esto era el paraíso.

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7 de Octubre del 2010.

Abrí mis ojos y me encontré con una figura doble. Los cerré fuertemente antes de abrirlos de nuevo. ¿Qué coños?

Uno de los gemelos me sonrió. Miré mi cuerpo y estaba en ropa interior. Los moretones no habían desaparecido. De hecho, estaban más marcados.

¿Hace cuánto he llegado? Recuerdo muy poco. Joder, mi cabeza. Esos eran los pensamientos que me recorrían.

El gemelo se agachó y pinchó mi brazo con una aguja. Yo simplemente le miré antes de bajar la mirada hacia mis brazos. Tenía al menos tres marcas de pinchazos en cada uno. No recordaba cuándo me habían pinchado tanto.

El gemelo salió atravesando la tela. Miré hacia la chica que estaba a mi lado en el colchón. Ella me miró. Era de cabello negro y tenía ojos cafés. Su tez era blanca pero en ese momento no sabía si era así o el hecho de que la mantienen drogada y sin comer (como a mí desde hacía mas o menos dos días, calculando) la hacían ver así.

—Hola.— Carraspeé.

Tenía la garganta seca por lo que mi voz salió áspera.

—Hola.— Respondió luego de un rato.

Ambas estábamos en el colchón, nuestros brazos se rozaban, pero nuestros rostros estaban bastante lejos.

—¿Cómo te llamas?— Pregunté.

Se quedó mirándome con expresión perdida. Suspiró.

—No lo recuerdo.

Guardé silencio un momento.

—¿Qué es lo que nos están inyectando? ¿Por qué siento mis extremidades dormidas?— Pregunté confundida.

Respiró con dificultad antes de hablar.

—PCP.— Dijo antes de caer dormida.

Quise hablar, pero de nuevo sentía mi lengua floja. Mis párpados se hicieron más pesados y caí en un sueño profundo.

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10 de Octubre del 2010.

Miré al techo. Lindas estrellas bailaban sin cesar. Estiré un brazo para poder alcanzarlas, pero fue inútil. Mis párpados me rogaban por cerrarse.