Falling Down

Falling Down - Capítulo 50

Antes de que comiencen a leer: en una parte específica del capítulo estará una pequeña línea en la que encontrarán el momento exacto para comenzar a reproducir la canción que está en multimedia.

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Respiré profundo ante la visión de Jaxon sosteniendo un bolso. Estaba llena de ropa nueva que Renatta me había regalado. Eran prendas que ya estaba negada a utilizar y que encajaban a la perfección en mi cuerpo. 

Apreté suavemente el boleto de avión en mi mano izquierda.

—Ten.— Dijo ­­Jaxon tendiéndome una especie de libreta color azul marino y un sobre amarillo.

—¿Qué es?— Pregunté con un hilo de voz.

—Tu pasaporte y los papeles que necesitas.— Asentí y los tomé.

Estaba nerviosa. Volvería a los Estados Unidos, por fin lo haría, y para cumplir el propósito de todo lo que había pasado en todo ese tiempo. Rescataría a mis seres queridos, me encargaría de que la bruja fuese a la cárcel y podría comenzar mi vida como es debido.

Con Abraham y mis pequeños a mi lado.

Inconscientemente acaricié mi vientre y suspiré. Los ojos de mi abuela estaba algo humedecidos, por lo que le abracé de nuevo, agradeciéndole en forma silenciosa que hubiese facilitado tanto las cosas para mí. Acarició suavemente mi espalda en un gesto bastante reconfortante.

—Debemos irnos, la hora de visitas es en quince minutos.— Murmuró Jaxon, visiblemente incómodo de interrumpir el momento familiar.

Me separé de mi abuela y suspiré de nuevo, asintiendo. Debía ir a ver a Abraham antes de partir. El saber que tenía que hacer las cosas por mí misma, como siempre sólo porque él estaba tras las rejas me mortificaba de sobremanera.

—No olvides esto.— Susurró mi abuela entre lágrimas.

Me tendió la pequeña cinta en la que estaban contenidas todas las pruebas del asesinato de mi padre. Al recordar eso, mi estómago dio un vuelco y las lágrimas comenzaron a amenazar con salir a la luz. Tomé la cinta y la guardé en el bolso junto a mis pies, al igual que el boleto de avión y los demás papeles.

—Regresaré luego de haber hecho justicia.— Dije segura.

—Dentro del sobre están los papeles de la reservación del hotel y la dirección para que se la des al taxista.— Dijo Renatta sonriendo.

—Muchas gracias de nuevo.— Dije al borde las lágrimas.

La abracé con fuerza. Era increíble que hicieran todo aquello por Giovanni y por mí. Por supuesto también estaba detrás la muerte de mi padre, pero su cariño hacia mí era completamente sincero. Podía sentirlo.

Tomé el bolso y lo colgué sobre uno de mis hombros dedicándole una mirada afligida a aquellas dos mujeres a las que les debía casi la vida ante todo lo que habían hecho. Pagar una gran cantidad de dinero para mi libertad y la de Abraham, comprar mis boletos, asegurar mi estadía en un hotel, también asegurar una vivienda para mí y mis hijos. Garantizar mi felicidad al darme pruebas para ejercer justicia sobre esa despiadada mujer que volvió añicos mi vida.

No podía pedir nada más. Sin embargo, no estaba del todo contenta. Sabía que no sería nada fácil seguir mi objetivo, empezando por el simple hecho de que ni siquiera sabía dónde buscar a Lana y a Giovanni.

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—Te esperaré aquí.— Dijo Jaxon sonriendo.

Suspiré y asentí, mirando atentamente la puerta gris con la letra "A" en medio. Estaba a punto de entrar en la zona de visitas. Ya le habían informado a Abraham sobre mi visita, por lo que saqué del bolso una de las imágenes del ultrasonido, dispuesta a entregársela.