Abrí mis ojos lentamente. Mi cabeza dolía como el demonio. Lo primero que divisé fue un asiento de cuero negro. Miré hacia mi cuerpo y estaba acostada sobre el asiento trasero de un auto, al parecer una camioneta, con los tobillos y las manos amarradas detrás de la espalda.
De inmediato comencé a forcejear. Tenía la boca tapada con algo, así que ni siquiera me molesté en tratar de gritar.
Dejé de moverme cuando me di cuenta de lo que estaban hablando los dos hombres que estaban en la parte delantera del auto.
Un momento. Este no es el Audi. ¿Qué pasó? ¿Lana? ¿Giovanni? ¿Quiénes son ellos? Mi cabeza, joder. Todo estaba pasando rápidamente por mi cabeza.
Dos hombres a los que no recuerdo muy bien, empezaron a decir idioteces y luego... Todo era negro, maldición.
—¿Crees que sirva?— Dijo el que estaba de copiloto.
Me dediqué a quedarme quieta y a escuchar qué tramaban esos malditos.
—Es una chica, ¿no?— Respondió el que iba manejando.
No tenía ni idea de dónde estaba ni con quién. Tampoco sabía a dónde iba ni qué hora era. Maldita sea, ¿dónde estaban Lana y Giovanni? ¿Qué querían estos hijos de puta?
—Sí, pero el jefe especificó a la que quería.
—¿Y?
—Y, ¿qué tal si no es ella y esta es virgen?— Dijo señalando hacia donde yo me encontraba con su pulgar. Por suerte, no volteó la cabeza.
El que iba conduciendo tiró una carcajada y acomodó su postura sobre el asiento.
—¿Crees que saliendo de ese lugar, pueda ser virgen?— Dijo casi burlándose.
—Vamos, Stephan, tú la viste, no estaba saliendo del edificio, solo andaba por ahí.
—¿Y eso qué tiene?
—Los dos imbéciles que vienen detrás solo decidieron tomarla porque está condenadamente buena.
—Deja de preocuparte tanto, ¿quieres?
—Bo nos matará a todos si no es ella, lo sabes.— Se notaba preocupado.
—¡Deja de preocuparte, joder!— Exclamó el conductor.
—¡Por Dios, sé realista! ¡Nos volarán los cojones a todos!— Casi gritó el copiloto.
—¿Por qué crees eso? ¡Tenemos lo que nos pidió! ¡Una puta americana!
—¡Viste de marca, Stephan! ¡No es una de las putas de ese edificio! Maldita sea.— Exclamó exasperado.
—Cállate la puta boca, dices algo como eso de nuevo y juro que patearé tu culo fuera de mi maldita camioneta.— Escupió con rabia.
Se produjo un silencio que utilicé para procesar todo en mi cerebro. ¿Me habían secuestrado pensando que era una de las que trabajaba en el edificio? ¿Buscaban una prostituta para una persona? Sentía mi estómago revolverse hasta darme unas increíbles ganas de vomitar. En ese momento agradecí tener la boca sellada.
Maldita sea, intentaba escapar, buscar una mejor vida con mi mejor amiga y mi hermano, dejando todos mis miedos atrás, esos miedos que me habían retenido en esto por cuatro años, y este era el resultado.
Encerrada en un jodido auto que no era mío, es más, ni siquiera conocido, con dos hombres que hablaban sobre si serviría para no sé qué jodida mierda.
Definitivamente, estaba destinada a sufrir.
—¿Cómo haremos para montarla al avión sin que se escape?— El copiloto habló de nuevo.
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Falling Down
General Fiction¿Qué sucede cuándo a una chica la obligan a, prácticamente, arruinar su vida? ¿Y si la persona que la somete a esto, fuese una de las que debe amarla más que a cualquier cosa en el mundo? ¿Qué puede llegar a ocurrir si la vida obliga a una joven a c...