25 de Diciembre del 2010.
Salí del baño y miré el pequeño reloj que había en la mesita de noche. Eran las diez menos cuarto de la mañana. Me dirigí al armario para elegir un conjunto nuevo que había comprado el día anterior cuando salí a caminar un rato mientras Abraham no estaba.
Tomé la ropa y antes de salir del armario también tomé un conjunto de ropa interior color negro. Me vestí enfundándome en los pantalones color vinotinto, la blusa manga larga color rosa pastel, la chaqueta de blue jean, una bufanda color gris completamente enredada al cuello, unas Vans negras y el gorro negro de invierno luego de secar mi cabello.
Me miré al espejo y quedé conforme con lo que veía. En realidad, me parecía increíble como había pasado de tener solo unas pocas prendas de ropa, a casi llenar un armario completo. Supongo que las cosas cambian, sobre todo cuando te das el lujo de recibir el suficiente dinero como para darte ese tipo de lujos y algunos más.
Eso me recordó al regalo de navidad que había comprado para Abraham. Sonreí para mí misma y me dirigí de nuevo al armario. Moví unas prendas de su lado del armario y encontré la pequeña puerta que escondía el panel de pantallas de las cámaras del departamento. Agradecía mentalmente a Abraham por haberme enseñado ese escondite no hacía muchos días atrás.
Observé cada una de las pantallas y pude divisar como justo en ese momento, Abraham entraba por la puerta principal con una caja en las manos. Fruncí el ceño y al razonar lo que podía ser, mi sonrisa casi se sale de mi rostro.
Tenía mucho tiempo sin recibir un regalo de navidad.
Cerré la puerta del panel y me di la vuelta para buscar en uno de los bolsillos de mi abrigo favorito desde que compré ropa en París una caja más o menos mediana que contenía el regalo de Abraham y la puse en uno de los bolsillos de mi chaqueta de blue jean.
Admito que no fue nada fácil elegir un regalo para él ya que, ¿qué le dabas a una persona que ya lo tiene todo? Bien, mi presupuesto no daba para algo exageradamente costoso, así que le había comprado algo que podía llegar a gustarle.
Salí de la habitación y corrí por los pasillos al darme cuenta de que las puertas estaban abiertas. Llegué a la sala donde estaba el árbol de navidad y al sentirme, Abraham se puso de pie rápidamente escondiendo la caja tras su espalda.
Lo había pillado colocando el regalo bajo el árbol.
Sonreí y él hizo lo mismo.
—Hola.— Dijo.
—Hola.— Contesté.
Se mordió el labio inferior inseguro y me miró a los ojos. Llevé mi mano al bolsillo que contenía su regalo y le hice una seña con la cabeza para hacerle entender que no era el único con una sorpresa.
—¿Tu...?— Murmuró sorprendido.
—Sí.— Reí.
—Pero, ¿cómo...? ¿cuándo...?
—A la cuenta de tres.— Le interrumpí sonriendo.
—No, espera.— Me detuvo.
Fruncí el ceño.
—Prefiero que lo veas primero.
—¿Por qué?
—Sólo...
Se quedó callado y sacó la caja de su supuesto escondite, la extendió hacia mí y me acerqué sonriente para tomarla entre mis manos. Era una caja algo grande, podía calcular el tamaño con una caja de zapatos, y estaba envuelta en papel rojo encendido con un lazo dorado en una de las esquinas.
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Falling Down
General Fiction¿Qué sucede cuándo a una chica la obligan a, prácticamente, arruinar su vida? ¿Y si la persona que la somete a esto, fuese una de las que debe amarla más que a cualquier cosa en el mundo? ¿Qué puede llegar a ocurrir si la vida obliga a una joven a c...