COMPLETA
Libro 1 de la trilogía F1 "Un Beso"
Años después de la muerte de Hervé Leclerc su familia se enfrenta a un nuevo reto cuando se enteran de que existe una hermana más, fuera del matrimonio de sus padres, de apellido Leclerc.
Yendo al Gran Pr...
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Amélie
Con mis mejores amigas, Lucía y Olivia, habíamos decidido ir a Monte Carlo, Mónaco luego de que las tres terminamos el pénsum de la carrera de derecho. Era nuestra forma de celebrar el haber finalizado la tediosa carrera, aunque todavía nos quedará la tesis y los exámenes privados, pero eso sería hasta mediados del verano.
Habíamos ahorrado bastante dinero para poder estar en la ciudad durante la carrera de fórmula uno. A Olivia le gustaba muchísimo todo el rollo de los carros y ocurrió que terminó arrastrándonos a nosotras con su pasión a el deporte.
En lo personal me parecía emocionante la velocidad pero a la vez me daba miedo los accidentes que ocurrían en estas carreras, como la que le había pasado al héroe local, Charles Leclerc, en las clasificaciones que hizo que este no corriera en el Gran Premio de Mónaco 2021.
Pero a nosotras no nos importaba que Charles no participará porque en sí íbamos a ver a Lando Norris, corredor de Mclaren. Las tres teníamos un amor platónico por él desde que comenzamos a ver todos los GP de hace unos años, pero claro que una más que otra. Olivia tenía un crush más fuerte con Pierre Gasly mientras que Lucía sí lo tenía con Charles.
Lu estaba un poco triste porque su corredor favorito no participaba en la carrera que por primera vez iríamos a asistir.
Ella es morena con el pelo negro y con rulos, tenía unos ojos avellana que te hacían dudar de si los tuyos eran realmente lindos aunque fueran claros. Su complexión era robusta por ser colombiana, Lucy era el perfecto estereotipo de cómo los chicos se imaginaban a las latinas.
Mientras que Olivia, al ser estadounidense, era de cabello rubio con pecas en su cara y ojos azul marino. Se podría decir que todas éramos un claro ejemplo de lo que ofrecía nuestro país pero la mezcla de culturas nos hacía un perfecto combo.
Yo, Amélie, soy venezolana pero a los cinco años me mude a Miami por la situación que vive mi país día a día.
Soy una chica muy común comparado a mis amigas pero tengo mi esencia. Mi piel es de tez media, ojos verdes oscuros — a veces me preguntaba si mi padre tenía ese color de ojos ya que nadie de mi familia materna los tenía— tenía unos hoyuelos marcados, la nariz puntiaguda y el pelo castaño. Mi cuerpo era una mezcla entre una chica europea y una chica latina, tenía las caderas de mi madre pero mis atributos eran normales.
He vivido con mi madre toda mi vida y no se nada de mi padre, lo único que me ha contado mi mamá es que nos había ayudado a migrar cuando era pequeña, que era de Mónaco y que hace poco había muerto.
No tuve ni la oportunidad de conocer al señor que dejó embarazada a mi madre cuando se conocieron en un crucero y decidieron tener una noche loca.
Para mí era mejor, él solo había mandado dinero durante los años de mi infancia y no podía considerarlo mi padre. Por eso llevaba el apellido de mi madre, Mendoza, en vez del de mi padre, el cual nunca quise saber.
