Leclerc's | Fórmula 1 ▪️ Lando Norris |

Extra I: Milos, Grecia

¡Ay! Que hermoso día soleado. ¡¿Se oscureció!? AHHH
Cuidado, chocolate blanco. No quiero que te derritas

Milos, Grecia

Sábado 17 de agosto, 2024

Amélie Leclerc

Quedaba un fin de semana para que la temporada de F1 se redundará, y era nuestra última semana en Grecia antes de regresar a Londres para que Lando trabajara, claramente yo también.

Ya han pasado tres años desde que nos conocimos y dos desde que lo oficializamos. Han sido los mejores años de vida.

Lando ha estado bastante nervioso desde que llegamos, pero hoy sus nervios estaban en otro nivel. No lo había visto jamás tan intranquilo, ni siquiera en una carrera.

Esta mañana había dejado la habitación antes de tiempo, me había mencionado que debía arreglar unas cosas con la escudería y que me vendría a buscar alguien a la haciendo a la hora de almuerzo.

Termine desayunando sola, aunque llame a una de mis mejores amigas por FaceTime para saber como estaba mi sobrino. Eros estaba a nada de cumplir los dos años y era el niño más consentido por toda la familia.

— Hola Lucy — la saludé.

Ella se miraba bastante ocupada, con el niño en uno de sus brazos y otras cosas en el otro.

— Hola Millie, ¿será que podemos hablar más tarde? Eros está enfermo y no logro que se duerma — había olvidado por completo el cambio de horario de donde ella estaba pasando sus vacaciones a donde yo estaba.

— Está bien, que se mejore — me despedí.

Intenté llamar a Livvie, pero ella no contesto la videollamada, seguro estaba trabajando u ocupada con alguna otra cosa.

Qué extraño...

Todos me estaban ignorando o estaban demasiado ocupados para atenderme.

Marque el número de mamá y ella sí que respondió.

— ¡Hola mami! ¿Qué tal todo en casa?

— Hola cariño, todo tranquilo, ¿y tú? ¿Qué tal las vacaciones? — contesto con tranquilidad.

— Bastante relajadas, realmente las he disfrutado. Hoy Lando ha ido a una reunión de trabajo y lo veré hasta el almuerzo — le comenté.

— ¿Y a donde irán a comer? — preguntó intrigada.

— No lo sé, nada más me dijo que alguien vendría por mí.

— ¿Ya sabes qué ponerte?

— La verdad que no. Igual y pensaba algo casual, ¿por qué?

— Pues porque no te he visto en ninguna foto con el vestido que te regale — dijo en tono regañón.

— Sabes que ensucio muy rápido el color blanco.

— Pero ahora que tienes la piel bronceada es el momento perfecto para usarlo.

— Está bien, me lo pondré hoy — accedí.

Ella pego un grito emocionada y yo solamente pude reírme.

Estaba bastante claro que nuestros gustos en ropa eran muy distintos, pero ese vestido sí que me gustaba, solamente no había encontrado la ocasión especial y el debido cuidado para usarlo. Sin embargo, si insistía tanto, lo usaría.

Terminé mi desayuno hablando con mi madre y viendo el paisaje que nos brindaba la casa alquilada en Grecia, era un lugar hermoso y podías ver desde ahí las otras islas.