COMPLETA
Libro 1 de la trilogía F1 "Un Beso"
Años después de la muerte de Hervé Leclerc su familia se enfrenta a un nuevo reto cuando se enteran de que existe una hermana más, fuera del matrimonio de sus padres, de apellido Leclerc.
Yendo al Gran Pr...
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¡Freddy, you're supposed to be on luck down! Vanesa, quick question ¿How long have you been f*cking Nate Jacobs ?
Charles Leclerc
Luego de confirmar que Amélie no vendría a este Gran Premio me anime a traer a su amiga, a escondidas de todos, pero quería verla de nuevo.
En Mónaco tuvimos un roce cuando fuimos a la playa y a pesar de que en un principio me hubiera incomodado un poco que fuera una fanática mía tenía un cuerpo de fantasía y sabía moverse tan bien en la cama que era imposible no desearla.
Algo bueno debía traer mi media hermana, ¿no?
Aparte unas cuantas noches juntos no nos hacía infieles a ninguna de nuestras parejas, era más como una fantasía cumplida sin afectar la relación que teníamos con otra persona. Al menos los dos teníamos más que claro esto y ella no exigía más de lo que podía darle.
Estaba cometiendo casi el mismo error que papá, sin embargo, me estaba cuidando lo suficiente para que no tuviera algún fruto.
—¿Estás seguro de que nadie me verá?— preguntó la amiga de mi media hermana, recibiendo la tarjeta VIP para acceder al paddock con tranquilidad.
—Muy seguro y si lo hacen no sabrán quién eres — hable relajado.
Nadie sabía exactamente de la existencia de esta chica y menos se enterarían de que había entrado gracias a mí porque iría muchísimo más tarde que yo y estaría en una terraza privada sin tener contacto con nadie del equipo.
Las únicas personas que podrían reconocerla al haber estado con nosotros en las fiestas de Mónaco eran algunos pilotos, pero como llevaba lentes de sol y gorra más la mascarilla por el COVID sería algo complicado que lo hicieran.
— Entras al paddock y te vas directo a la terraza, me esperas ahí hasta que termine la carrera y luego podemos celebrar como se debe — le guiñe un ojo, saliendo de la habitación de hotel que estábamos compartiendo.
—Buena suerte, guapo — escuché como gritaba mientras cerraba la puerta.
Al subirme al elevador me encontré con mi compañero de equipo Carlos y nos dirigimos juntos hacía el lobby para irnos al circuito.
—¡Hola tío!— me saludó el español.
—Hola, ¿preparado para salir en la décima quinta posición? — le pregunté en tono de broma para que no se sintiera mal al haberle ido bastante mal en la calificación.
En cambio, yo había quedado en la séptima y esperaba que lograra acercarse al podio, si no es que entraba en alguna de las tres posiciones.
— Verás que consigo remontar — me respondió con seguridad.
