COMPLETA
Libro 1 de la trilogía F1 "Un Beso"
Años después de la muerte de Hervé Leclerc su familia se enfrenta a un nuevo reto cuando se enteran de que existe una hermana más, fuera del matrimonio de sus padres, de apellido Leclerc.
Yendo al Gran Pr...
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Amélie
Desperté desnuda en los brazos de Lando escuchando fuerte golpes en la puerta de la habitación del británico, eran apenas las seis de la mañana y ya estaba gritando y molestando para que abriéramos.
—¡Amélie abre la puta puerta! Sé que estás ahí adentro— era nada más y nada menos que Charles Leclerc.
—Lando, despierta— le susurre al chico a mi lado para que fuera a callar a mi medio hermano.
Si yo le iba a abrir la puerta probablemente me mataría por estar en una habitación que no era mía.
—Cinco minutos más— me pidió el corredor.
—Charles está allá afuera buscándome— le expliqué la situación y pareció entenderla ya que abrió los ojos de golpe.
—Ponte algo de mi ropa y escóndete— ordenó mientras él también se vestía a la velocidad de la luz.
—Abre la puerta Lando, se que está ahí. ¡Te lo advertí!— siguió insistiendo mi medio hermano.
Me meti al closet y él cerró la puerta antes de ir a abrirle a Charles, lograba escuchar toda su conversación y parecía que mi medio hermano estaba muy enojado.
—¿Dónde demonios está?— habló molesto Charles al ver que era Lando quien lo atendía.
—Buenos días Leclerc— lo saludó con tono sarcástico—. ¿De quién hablas?— mintió, sabía perfectamente que hablaba de mí.
—¿Dónde mierda está Amélie? Dile que salga de su escondite— entró a la habitación y comencé a temer por mi vida.
—No he visto a Amélie desde anoche— me volvió a cubrir el británico.
—¡No mientas! Pierre me dijo verlos entrar a la media noche con los labios rojos de tanto beso— dio su fuente de información.
—Estoy segura que Gasly se ha confundido de personas. Dejé a Amélie en su habitación a las ocho de la noche, luego de que salimos del paddock, y no he vuelto a saber de ella.
—¿Y entonces por qué no está en su habitación?
—Probablemente sigue dormida o salió a caminar. Yo qué sé Charles, no soy su niñero— continuó engañando a mi medio hermano—. O tal vez ya se fue a su país por tu culpa— le echó más leña al asunto.
—¿Me estás diciendo que la has mandado de vuelta a Miami?— preguntó más molesto que al inicio.
—No, yo no la he enviado a ningún lugar— le aseguro Lando—. Ahora si me disculpas seguiré durmiendo porque me despertaste.
Charles estaba examinando toda la habitación sin encontrar rastros de mi o mis cosas. Había metido conmigo mi vestido y zapatos para que no tuviera pruebas de que estuviera en la habitación.
