COMPLETA
Libro 1 de la trilogía F1 "Un Beso"
Años después de la muerte de Hervé Leclerc su familia se enfrenta a un nuevo reto cuando se enteran de que existe una hermana más, fuera del matrimonio de sus padres, de apellido Leclerc.
Yendo al Gran Pr...
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Amélie
Era la semana de mi cumpleaños y probablemente la pasaría completamente sola. Ni siquiera había logrado conseguir permiso para ir a Italia al gran premio de Monza porque según mi jefe si volvía a tener otro fin de semana largo me despediría. Y yo nada más le había pedido salir temprano el viernes y regresar el martes, pero aun así no me dejó.
A pesar de que lo intenté, no se logró.
Hoy era jueves y mamá me había pedido que fuera a cenar a su casa y también quería que llevará a Monako a pesar de Héctor fuera alérgico; era extraño que un día entre semana me invitará, pero no me iba a negar a la deliciosa comida casera de mi madre. Salí del trabajo y fui directa a su residencia, ella se encontraba en la entrada junto a Anto esperando a que yo llegará y también mi padrastro que a los minutos parqueo su auto en el garaje.
—¡Hola!— me abraza mi madre después de que me bajé del auto.
—Hola mamá— la saludé de regreso la vez que sacaba a Monako de su jaula.
Entramos a casa los cuatro juntos y Anto se dirigió al jardín con su padre y mi cachorro mientras que yo entraba a la cocina con mi madre, —¿Y eso que me has invitado un jueves a comer?— le solté la pregunta que tenía desde que me envió un mensaje en la tarde.
—Tu padre y yo te tenemos una sorpresa por tus veintidós — dijo con emoción.
—Pero cumplo hasta el domingo.
— Lo sé, pero la sorpresa empieza desde hoy— ella estaba metiendo al horno una pizza que al parecer había preparado junto a mi media hermana.
—Mami si sabes que tengo que trabajar hasta el sábado, ¿verdad?— di a conocer mi única preocupación.
— No te preocupes por eso — salió de la cocina y fuimos al jardín junto a los demás.
Estuvimos ahí jugando todos juntos hasta que la pizza salió del horno y nos sentamos en la mesa para finalmente comer. Estaba siendo un jueves muy extraño, sin embargo, me estaba gustando muchísimo poder tener la compañía de la mayoría de mis personas favoritas.
Me hacía falta mi mejor amigo, Lando.
¿Sigues llamándole mejor amigo a quien te ve más que una amiga?
La única presencia que tenía de él en estos momentos era la mascota que compartimos, ya que de nuevo había sido una semana bastante ocupada para los dos y desde ayer en la mañana no me había contestado ni un solo mensaje. De hecho, el último intercambio de palabras fue cuando me pidió que le mandará una foto de Monako y nada más.
Y realmente lo entendía, pero a la vez me dolía; más después de haber pasado aquello hace unos días, también había una posibilidad que hasta se hubiera olvidado que el domingo es mi cumpleaños.
