COMPLETA
Libro 1 de la trilogía F1 "Un Beso"
Años después de la muerte de Hervé Leclerc su familia se enfrenta a un nuevo reto cuando se enteran de que existe una hermana más, fuera del matrimonio de sus padres, de apellido Leclerc.
Yendo al Gran Pr...
La verdad no me arrepiento de ¡NADA! ¡TODO EL MUNDO A TOMAR POR CUL*!
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Lando Norris
— ¡Ah! Y un consejo, quiérete aunque sea tantito y busca la manera de arreglar tus errores sola. Lando es mi novio y seguro que eso no cambiará.
La voz de Millie enojada y que pronunciara con autoridad la palabra "mi novio" hizo que mi bulto luego de ese profundo beso creciera.
No sé por qué, pero verla marcando territorio me ponía cachondo.
Luisa se dio quedo sin palabras, pero estaba indignada, y lo único que se le ocurrió hacer fue intentar darle una cachetada a Amélie.
Pero ella lo evitó, agarrando su muñeca con una de sus manos con fuerza.
— Ni se te ocurra ni pensarlo — demandó furiosa —. Si no quieres problemas vete de aquí antes de que llame a seguridad porque realmente ni fuiste invitada.
La portuguesa aún más enfadada se dio media vuelta, se perdió entre la multitud con zancadas grandes y con movimientos en sus caderas, creyéndose modelo. Yo miré a Millie con una sonrisa de orgullo, al ver como se había defendido, y a la vez pervertida.
— Vamos al hotel — mencioné, recogiendo su bolso de la mesa.
— No quiero volverla a ver en mi vida — respondió cegada aun de la molesta.
— Lo sé y haré todo lo que este a mi alcance para que no pase.
— Si se vuelve a acercar te juro que no respondo por mis acciones.
Asentí y deje un corto beso en sus labios para que entendiera por qué deseaba irme ya.
Salimos de la fiesta agarrados de la mano y las fotos de los papparazis no tardaron en comenzar a hacerse, pero realmente nosotros estábamos tan enfocados en nuestra calentura que ignoramos hasta los fans para ir a lo nuestro.
Ya en el estacionamiento medio nos dejaron de seguir los fotógrafos, pero todavía había algunos.
— ¿Puedo manejar yo? — hablo la venezolana con voz medio pastosa.
— Estás borracha.
— Tu igual — demandó —. Y yo estoy menos que tú.
— A ver ponte en cuatro — la puse a prueba.
— ¡No me voy a poner así en público, cochino! — chilló.
Comencé a carcajearme porque pensó mal — Me refiero a que hagas un cuatro con las piernas para ver si tienes equilibrio — continué burlándome de mi chica.
Se puso una mano en la boca para evitar soltar una carcajeada, pero igual la terminó haciendo mientras hacía lo que le había pedido.
En un principio le fue complicado, pero después encontró equilibrio, luego de algunos intentos y ya se quedaba quieta.
