(40) Despido

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Amélie Leclerc

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Amélie Leclerc

Otra semana más sin ir al trabajo.

Ya no sabía ni de donde sacaba lágrimas porque había llorado alrededor de tres semanas casi que todos los días.

Pero hoy, finalmente, había sido el día en que me sentía lo suficientemente fuerte para enfrentar al mundo sin derramar un llanto más.

Hasta Monako se estaba sintiendo bien de nuevo.

Si yo tenía una buena actitud, él también lo hacía, así que debía de ser resistente ante el dolor por él.

La noche anterior había venido mi madre para tratar de animarme por enésima vez y en su último intento si lo había conseguido.

Probablemente, me había quedado dormida después de haber pasado llorando toda la tarde porque no escuché las miles de veces que sonaba el timbre de mi apartamento.

Hasta que un ladrido de Monako me hizo reaccionar.

Y después de eso me llegó el sonido de mi madre gritando, — ¡Amélie Leclerc Mendoza abre la maldita puerta y deja de llorar de una vez!

Me levanté atontada y fui directa a la puerta para ver a mi madre sumamente alterada.

Ella pasó como Juan en su casa y acarició a Monako antes de venir a abrazarme a mí.

— Mírate niña, ni siquiera te has bañado en días y sigues usando la ropa que dejo — habló en el momento en que se separó de mis brazos.

Encogí mis hombros, restándole importancia, y me dirigí a la cocina para servirle comida a Monako. Yo podía no comer, pero él si debía de hacerlo porque estaba en pleno desarrollo.

Aunque parecía que él también había perdido un poco el apetito porque ya ni me exigía comida como antes.

Agarré una botella de agua del refrigerador y tomé muchísima por lo deshidratada que estaba de tanto llorar.

Mi madre entró a la cocina y saco varias cosas de la despensa para luego ponerse a cocinarlas. Yo ni le puse atención y me fui a la sala para ver alguna película o algo, cualquier cosa que me distrajera valía la pena.

No había activado mis redes sociales, ya que cada vez que me metía cuentas de chismes me etiquetaban. Literalmente, necesitaban algo nuevo de lo que hablar porque a mí ya me estaban matando con todo.

Los que pensaban que por tener ahora mi vida pública tenían el derecho de tirarme odio por cualquier red estaban mal de la cabeza. Nadie en el mundo, ni siquiera una celebridad, se merece recibir mensajes de amenazas de muerte o insultos simplemente por estar relacionado con alguien más famoso.

A los minutos Malena puso un plato sobre la mesa con arepas, las cuales eran un poco imposibles de resistir y mi estómago lo entiendo al hacer un ruido fuerte, — No has comido nada en días, por favor come un poco. Ya estás llevándolo a un extremo, solamente es una ruptura y vendrá alguien mejor.

Leclerc's | Fórmula 1 ▪️ Lando Norris |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora