Capítulo 25: ¡Feliz Navidad!

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Capítulo dedicado a quienes comentaron en mi anuncio:
chicaloca2019 EVELINRODRIGUEZ64715
AliyahLeyva

Pía Melina.

Salir con este hombre jamas ha estado en mis planes, pero después de tanta insistencia me he rendido la verdad.

El silencio me aturde y mucho más con él.

No puedo estar en un lugar al lado del hombre que solo sabe sacar mi peor parte, una parte que estoy conociendo ahora... Esa versión de denigro por completo.

Los rayos del sol impactan en mi rostro cada vez que gira en una jodida curva y por más que creo que va a manejar como buen samaritano termina obligándome a que agarre el cinturón de seguridad atemorizada.

No quiero dirigirla la palabra, pero es tan jodidamente difícil por el simple hecho de que mi instinto al estar a su lado es despotricar como loca hablando de cualquier tema posible... Vamos que me convierto en un papagayo.

—¿El gato te comió la lengua barbie? O, ¿acaso tú ken es demasiado pobre como para llevarte a un lugar decente?

Le lanzo una mala mirada  que termina sacándole una media sonrisa.

—Me callo.

¿Lo ven?

Uff, es amante a sacarme de quicio...

No soy perfecta y estoy consciente de ello porque al final del cuento poseo defectos como todas —como es el ser bastante maniática con el control, algo que en ocasiones me causa problemas, pero es algo de mi personalidad que no puedo; ni quiero cambiar—, pero también tengo virtudes que me mantienen en un estado donde muchas personas que me conocen se sienten a gusto con mi forma de pensar y creer las cosas, a pesar de que tenemos puntos muy diferentes en ocasiones.

Acomodo mi cabeza en la ventanilla con mi humor yéndose en picada, no sé porque pero cuando de estar cerca de él se trata pierdo la paciencia con una facilidad que es sorprendente pero a la misma vez jodidamente desquiciante.

Jugueteo molesta con el dobladillo de mi conjunto resoplando con hastío, mordiendo mi labio inferior con unas inmensas ganas de lanzarme del auto lo antes posible; sin embargo, no estoy tan loca como para hacer eso.

—Espero que estés consciente que no iré a ningún lado contigo.

La sonrisa que se apropia de sus labios me saca de mis casillas, casi impulsándome a lanzarle un manotazo que dejo en el aire apretando mis puños con odio.

—Sin embargo, aquí estás.

Bufo cruzándome de brazos.

—Solo porque me has subido a la fuerza.

Resopla.

—Que yo sepa nunca te puse una pistola en la cabeza.

Me callo maldiciendo con mis brazos cruzados en jarras.

—Debes dejar esa perversa y asquerosa obsesión que tienes conmigo.

Estalla en carcajadas de tal forma que debo acomodarme en el asiento por la visible incomodidad en mis hombros.

—Créeme, estoy demasiado obsesionado contigo.

—No es necesario el sarcasmo.

Niega desviando su mirada en mi dirección.

—No miento, estoy demasiado obsesionado con tus vestidos de flores y tus pijamas de unicornios u ositos.


Mis mejillas se sonrojan al instante empeorando mi estado de ánimo.

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