Capítulo 7:

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Maratón 3/3

Pía Melina.

Un día nuevo que comienza de una manera distinta.

El recuerdo del desconocido de ayer llega a mi memoria sacándome una sonrisa, jamás creí que mi corazón podría latir así por otra persona que no fuera Ethan, es como olvidar el dolor o solo saber que no estamos hechos el uno para el otro.

Diviso la fachada de mi  edificio de trabajo, mientras le doy un delicioso sorbo a mi capuchino deleitando mi paladar  con su dulce y afrodisíaco sabor. Mis tacones crean una combinación excelente con el sonido de las campanitas de algunas tiendas cubiertas por las guirnaldas y las luces navideñas.

El tiempo corre como el viento con ráfagas atenuantes...

Noche Buena se conmemora hoy, uno de los días más maravillosos del año; al menos lo era hasta que mama fue diagnosticada con cáncer, aún recordar las palabras del doctor me consumieron.

Flashback.

—¿Todo está bien doctor?

Mamá aferra su mano a la mía compartiéndome su calidez y tranquilidad aún así yo estoy hecha un terrible mar de lágrimas.

—Según los exámenes realizados su madre cuenta con un cuadro de cáncer de mama bastante avanzado con riesgo de posible muerte en un transcurso bastante corto.

Sollozo en un tono bajo casi imperceptible descomponiendo mi expresión.

—¿No hay nada que se pueda hacer?

Asiente activando mis esperanzas y el brillo en mis ojos.

—Le enviaré el número de una asociación donde se realizan quimioterapias, lo único problemático podrían ser los costos de la internación y lo que eso incluye, pasarían al menos unos dos años sin verse o tal ves pueden llegar a ser unos cuantos meses solamente, varía según el riesgo.

Asiento aferrándome con fuerza al cuerpo de mi madre con mis manos temblando.

—Con permiso, las dejaré pensar.

El doctor se marcha hacia otra sala dejándonos a ambas en un silencio conciliador.

—Luz no tienes porque...

—No importa el precio, hare hasta lo imposible por mantenerte a mi lado hasta que puedas acompañarme hasta el altar.

Ignoro sus protestas centrándome en que así tenga que matarme trabajando le daré la posibilidad de seguir conmigo. Ella siempre ha sido mi heroína... Está vez quiero ser la suya.

Fin del flashback.

Curvo mis labios en una media sonrisa rememorando ese momento, aún así, el mal sabor de saber que no la veo desde la última visita que fue casi hace cinco meses.

Relamo mis labios, eliminando la pequeña espuma que permanece en la comisura inferior de mi boca provocando que a mi mente llegue el suceso de esta mañana.

En mi cabeza aún está su enloquecedora imagen, la leve caricia de su mano en mi mejilla, el tacto de su dedo en mi clavícula, sus palabras impulsivas y elocuentes; sin embargo, todo llega junto a la maldita culpa, esa emoción que estoy segurísima continuará en mi ser hasta nuevo aviso, al menos cuando ya acontezca algo que me obligue a olvidarme de ello.

La vergüenza que noté cuando mis orbitas oculares se cruzaron con las azules de la rubia, su mirada dulce e inocente, sus palabras en las que intentaba integrarse, hasta su manera de decir que iríamos juntas a un salón de belleza justo antes de mi cita.

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