Pía Melina.
No suelo tomar buenas decisiones en algunas ocasiones... Quitemos el hecho de qué tal vez este no sería ni siquiera el momento indicado para tomarlas, pero la verdadera realidad es que... ¡Me encuentro con la maldita soga al cuello con ciertos pares de ojos mirándome con las advertencias escritas en su expresión!
—Hey...
Noto mi tono ronco.
—¿Me van a explicar que carajos fue lo qué pasó?
Debo respirar más de una vez y bajar la cabeza ante la vos redundante de una de las personas más importantes de mi vida que no deja de mirar a todos los de mi entorno como si quisiera hacerlos desaparecer.
—Yo no...
—Ni siquiera quieres mandarme a callar señorito, o le aseguro que lo golpearé con la chancla.
Amenaza al castaño que retrocede con la expresión de completa disculpa en su rostro sacándome una sonrisa que disimula mientras sus ojos escanean por completo la estancia defendiéndose en la rubia con expresión desconcertada.
—¿Cómo no me...?
—Señora no se lo tome a mal pero...
Darla desea intervenir sin conocer que cuando el monstruo está en pleno apogeo lo mejor es dejarlo explotar por si solo y luego calmarse o terminarás siendo el objetivo de su furia.
Aún así, ella desconoce esa parte y de mala suerte termina con los ojos azules que la admiran con el desconcierto, mezclado con la rabia.
—¿Quién es esta?
La señala sin ningún pudor.
—¿Y qué hace aquí? ¿Acaso tienes una idea de quién soy?
—Lo mejor es que te mantengas un poco en silencio hasta que se calme.
Escucho en murmullo de Ethan hacia la rubia que se refugia en sus brazos como buscando la protección hacia el determinado ataque de cierta persona que no hace más que amenazar a todo el que pueda con su maldita chancla.
—¿¡Nadie me dirá que está pasando!? Y, ¿por qué carajos soy la última en enterarme?
Todos continúan en silencio siendo testigos de cómo la pequeña rubia tiembla ante el tono algo escueto de...
—Mama, ¿podrías dejarlo ya? Estoy bien, si es lo que verdaderamente te preocupa.
Sus orbes se dirigen a mi y a mi mano entrelazada con el castaño que se mantiene a mi lado protegiéndome, siempre con su rostro completamente neutral.
—Cielito, lo siento de verdad.
Se lanza a mis brazos envolviéndome por completo en su delicioso aroma de una forma que me es imposible no sonreír y odiar que mis ojos se empañen en lágrimas.
—No sabes lo preocupada que estaba, por poco me dio un infarto en el momento que Ethan me llamo que habías tenido un jodido ataque.
Dirijo mis orbes al castaño que se encoge envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de la rubia.
«Te juro que te voy a matar»
Artículo la frase con mis labios abriendo los ojos de manera exagerada porque la verdad es que el no sabe lo mucho que quiero asesinarlo en este mismo instante.
—Estoy bien, solo fue un pequeño susto, no tenías que haber venido si sabes que...
—¡Calla muchacha! Estoy aquí porque no puedo vivir con el hecho de saber que mi pequeña está muy lejos de mi y que su corazoncito no está bien.
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Perfect Doom
RomancePia Melina es la chica dulce de veintitrés años que carga con una madre con cáncer. Dante Vivaldi es el hombre cruel y déspota que prefiere el libertinaje antes de una relación estable, menos conociendo la deuda que tiene con su padre. Ambos son c...