Capítulo 14:

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Mini maratón 2/2

Dante Vivaldi.

Aprieto mis puños sobre la mesa tenso.

Estoy furioso.

El universo constantemente sigue demostrándome que siempre estará empeñado en joderme la maldita existencia... La vida continúa repitiéndome frecuentemente que el jodido karma existe solo para tocarme las pelotas.

Relamo mis labios bebiéndome de un trago el contenido de la copa que dejan en mi mesa con un vino de esos que llevan años en reservas importantes. Dejo que el alcohol queme, consuma las ganas de desaparecer de aquí que me consumen, pero no hago más que maldecirme internamente como un jodido cobarde ignorando a las personas que se mantienen a mi espalda.

—Señor, ¿necesita otra botella de...?

—No, mejor tráeme una de Brandy de esos que encargamos hoy, necesito acabar con la ansiedad que corroe mis venas.

El joven sale despavorido asintiendo frenéticamente descomponiendo en el momento que espero su llegada mi monotonía.

Maldigo a todo lo que existe cuando mis ojos divisan el cabello dorado de la rubia tomar asiento en una mesa a solo unos pasos de distancia de nosotros con su frondosa sonrisa de felicidad en sus labios riendo a todo pulmón con el Ken falso desorientando mis sentidos con la incomodad haciendo que me remueva en la silla.

—¿Acaso los conoces?

Escucho la pregunta del señor de unos sesenta años demandando con tono neutral descomponiendo mi expresión con el toque de la palma de su mano en mi espalda.

—Si llega a ser así sabes lo que podría pasar si solo me llegó a enterar de que estás...

—Ni siquiera intentes tocarme los cojones en mi maldito restaurante... ¡Cállate antes de que te mande a donde realmente perteneces!

Aprieta los puños sobre la mesa manteniendo aún una sonrisa sarcástica en sus labios demostrando lo poco que le importan mis amenazas manteniéndose arraigado con su actitud.

—¿Eso significa que si la conoces?

Ignoro sus palabras queriendo poner mi atención en todo menos en lo que está haciendo Pía rebuscando mi móvil para enviarle un mensaje a Ethan antes de que...

—No puedo negar que se ve muy inocente para ti Landon, no se porque, pero estoy más que seguro de que tu tipo siempre han sido más maduras.

Sostengo mi mandíbula apretando mis puños con mucha más fuerza de la necesaria tornando el color de mis nudillos a blancos con el crujir de mis dientes en mi boca.

—Lo que si te digo es que no tienes mal ojo, a pesar de verse que es muy inexperta en muchas cosas tiene unos labios que... Umm, cualquiera les gustaría ver alrededor de su miembro y ...

No controlo mi fuerza estampando mi mano contra la mesa agarrándolo del cuello de su camisa embravecida con mis sangre helándose y quemando por la rabia contenida.

Sus labios se anchan en una sonrisa con más fuerza empeorando mi estado de humor.

—Gracias por afirmarme lo que ya se.

Desvío mi mirada de regreso al menú esquivando su mirada y de quienes me rodean reconociendo que acabo de empeorar la situación de Pía por mis malditos impulsos.

«¡Carajo!»

Continuó tratando de mantener mi atención fija en el documento donde permanecen los entrantes, las bebidas, el postre y algunos acompañantes con la pelirroja que se mantiene a mi lado con su hombro rozando el  mío en cada oportunidad que tiene, sacando provecho de esta situación para después detener una de sus manos sobre mi pierna.

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